Holguín.-Si en 2021 las llamas no afectaron el barrio situado en la salida a San Andrés, en la capital provincial, fue gracias a la trocha cortafuego abierta por José Ochoa Ramírez y Flor María García en la finca forestal El Gavilán, que fundaron durante 2008.
El obstáculo que encontró el siniestro es parte de lo hecho por la pareja en las 40 hectáreas de la estancia para conservar la vegetación autóctona de la zona –charrascales que ascienden por las laderas de la emblemática loma de El Fraile– y las especies maderables y frutales sembradas por ambos en todos los espacios posibles, sobre todo en los cañadones.
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Noticias de Cuba Hoy: las 5 del 3 de noviembre 2021
Plantar marañón no fue casualidad. Los especialistas en Silvicultura les comunicaron que se puede emplear como barrera verde, razón por la que una cantidad considerable de las matas dañadas por el incendio se recuperará paulatinamente. Pero Flor, quien no cree en adversidades, prepara condiciones para crear viveros con posturas de la misma especie, además de mango y guanábana. Tampoco deja a un lado el fomento del gavilán, la planta maderable que mejor se da aquí, y de la cual la finca tomó el nombre.
En otro extremo de la ciudad, al fondo del barrio Villa Nueva, a la vera de la carretera al Valle de Mayabe, se encuentra la finca denominada El Marañón. Su surgimiento y desarrollo en 24 hectáreas, proceso conducido por Jorge González Silva y su familia, marcó la desaparición de unas 70 viviendas ilegales y la recuperación de un espacio del aún insuficiente pulmón verde de la ciudad de Holguín. Caminar por ella significa encontrarse con gran cantidad de árboles de la fruta que dio origen a su nombre, así como de tamarindo, ciruela, naranja y mandarina, entre otras variedades.
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