Un poco de arroz
Fue noticia esta semana que el arroz que debería ser distribuido en el actual mes de abril, las siete libras asignadas a la canasta familiar «normada» y un kilogramo adicional gratuito, apenas estaba siendo completado el jueves, cuando cuatro buques se encontraban descargando en los puertos de La Habana, Cienfuegos, Nuevitas y Santiago de Cuba.
Además de estos barcos, en el puerto habanero también se reportó esta semana un buque procedente de Turquía con 20 000 toneladas de trigo destinadas a la producción del pan de la misma canasta familiar.
La prensa oficial informó, sin dar detalles, que otras embarcaciones se encontraban en el puerto esperando su turno para descargar alimentos. Los reportes oficiales añadieron que continúan los envíos de arroz, por vía aérea, donados por China.
La carencia de arroz y de harina ha obligado a los puertos cubanos a adoptar un esquema de trabajo intensivo para que los productos puedan llegar rápidamente a su destino.
Esto significa que el gobierno no ha encontrado, hasta el momento, una estrategia viable para abastecer a las familias con los productos racionados, por más que ha intentado estabilizar el suministro.
Opinamos que Cuba se encuentra en una crisis alimentaria no declarada y que una de las evidencias más obvias son precisamente estos retrasos en la distribución de la canasta familiar «normada».
En el caso que fue noticia esta semana no se trata de cualquier producto. El arroz, más que el pan, es el cereal básico que consumen los cubanos. Es decir, el alimento de valor energético más importante de la dieta corriente.
Desde mediados de la década de 1980, la tendencia de la producción de arroz nacional ha sido disminuir. Para 2020, la reducción alcanzaba casi el 50%. Mientras tanto, la demanda creció. Se estima que se necesitan alrededor de 700 mil toneladas para satisfacer la demanda.
Este desbalance no data de la actual crisis económica. Alta demanda, baja producción, ya son fenómenos antiguos que han empeorado con la descapitalización del país.
Por el momento, no parecer haber una salida. Las eventuales donaciones no son suficientes para sostener las exigencias alimentarias de la población cubana. Tampoco hay opciones abundantes en la producción nacional para reemplazar el arroz.
Se creería, en un análisis simple, que la solución podría ser incrementar el cultivo de arroz contra viento y marea. Abundan las evidencias históricas de que producir su propio arroz nunca fue muy rentable para Cuba.
Claro, ahora nos encontramos en un momento desesperado que amenaza con deteriorarse más. Si no hay capital para importar en tiempo y en las cantidades requeridas el arroz que se necesita, los administradores del país están obligados a tener un plan B. Todo indica, a la vista de tantos reportes oficiales sobre retrasos, realizados en tono de excusa, que no lo tienen.
Díaz-Canel resucita la idea del «trabajo voluntario»
Fue noticia además que Díaz-Canel hizo algunas polémicas declaraciones durante su gira de esta semana por varias provincias orientales.
En el municipio de Baracoa, al extremo este de la Isla, el presidente cubano calificó de «vagos» a perso