No nos dábamos cuenta que habíamos contado de alguna manera conque no nos faltases, / como si todos pudiera faltar menos tus ojos leales aguardando la señal del amigo; / por eso mucho antes que el temor, mucho antes que la pena, nos recorrió la extrañeza / de que fueras tú el elegido para abandonarnos primero.
Son los versos de Fina García Marruz a los que siempre regreso en octubre…. Es una repetición que cada año parece nueva, como si redescubriera las palabras suyas y comprendiera que nadie mejor describió aquella extrañeza ante la desaparición física de Camilo. Y es que justamente cuando ya se había vencido a la dictadura, parecía que nada tocaría a nuestros héroes, que estarían invencibles y resurrectos en el camino de la Revolución.
Te puede interesar: A un mes del paso de Ian, el presidente Díaz-Canel regresa a Pinar del Río
Y fue ante aquella noticia desconcertante, ante aquella búsqueda desesperada que estremeció a un país, que cada cubano inició su viaje hacia el héroe de la sonrisa lindísima, al flaco melenudo de Lawton que retaba a la muerte y aquel jefe leal a Fidel hasta el último de sus minutos.
Por eso a Camilo también se le redescubre en cada carta que escribió, en diferentes momentos de sus 27 años, y no es posible pensar que se ha ido alguien tan cotidiano y necesario, de un humor tan vital como el de esta carta escrita a su familia el 3 de noviembre de 1953 desde los Estados Unidos, donde se encontraba trabajando y que nos deja sonriendo:
Good evening my dear family, yo estoy very good and ustedes espero que estén treviar, ya tomorrow hace 15 days que estamos en esta citu. I don´t know si ya recibieron mis letters because yo no cartas de your hace long time. Capito tue parla italiano, belo como las fiores, o du sprechor si docsh.
Jerte, no se me pueden quejar pues les escribo como en 16 idiomas, en esta corrida me convierto en delegado de la “ONU”. Ya entiendo y parlo un a little big italiano, alemán, francés e inglés, no se crean que es un bonche mío pero en este país lo menos que hay son americanos (…) Carta a su familia desde EEUU.
(…) Viejo, como me acordé de ti (siempre me acuerdo) pero hoy más cuando me vi de nuevo entre los trapos , yo me decía si el viejo se cuela aquí pega más cuellos que 4 italianos, 11 americanos y 1 cubano juntos. De este pueblucho de Chicago creo que me queda poco que ver, pues hemos caminado como bueyes….[1]
Convencido ya de la necesidad de dedicarse a la lucha por su país, el 1 de julio de 1956 –en su segunda incursión por tierras norteñas- le escribe