El 16 de marzo, la revista norteamericana The National Review publicó el Hanke’s 2021 Misery Index (Índice Anual de Miseria 2021 del economista Steve Hanke), que mide y ordena a 156 países de los “más miserables” a los “más felices”. De acuerdo con los resultados para 2021, Cuba ocupa el primer lugar y Libia, el último.
El Índice Anual de Miseria de Hanke (HAMI, por su sigla en inglés) lo hizo a fines de la primera década de los 2000 el economista Steve Hanke, de la Universidad Johns Hopkins, a partir de la reelaboración de los esquemas anteriores de Arthur Okun y Robert Barro. Este incluye la suma de las tasas de desempleo, inflación y préstamos bancarios, y le resta la variación porcentual del PIB real per cápita. Una puntuación más alta del Índice refleja un mayor nivel de “miseria”.
En su propuesta, Hanke considera que las altas tasas de desempleo, inflación y préstamos bancarios son valores negativos, y “hacen que la gente se sienta más miserable”; mientras, el crecimiento económico del PIB real per cápita es positivo, pues, si hay crecimiento económico tiende a reducirse el malestar.
Cuba en el Índice Anual de Miseria de Hanke
El HAMI calcula el bienestar de los países a través del lente de la economía. Desde su creación en 2011, sus estadísticas incluían menos de 100 países del orbe, entre los que no se encontraba Cuba. En 2020 comenzó el cálculo y registro de un total de 156 naciones, entre las que se incluyó la isla.
En 2020, Cuba ocupó el lugar 117 entre las 156 naciones registradas, lo que la situó como el país mejor posicionado (menos “miserable”) de la región, seguido por países del área como Ecuador, en el puesto 79, y Chile, en el 75. En ese año, la isla registró un valor de 15.8, por debajo incluso del promedio mundial de 23.4.
Sin embargo, en 2021, Cuba ha ocupado el primer lugar de la tabla, seguida por Venezuela y Sudán.
El cálculo del Índice para Cuba en 2021, de acuerdo con el experto, fue:
HAMI = [Desempleo (3.7 %) + Inflación (1 221.8 %) + Tasa de interés de los préstamos bancarios (2.3 %)] – Crecimiento del PIB real (0.2 %) = 1 227.6.
Para obtener el valor 1 227.6 —muy superior al 15.8 un año atrás—, Steve Hanke empleó una tasa de inflación del 1 221.8 % anual y así lo confirmó en su cuenta oficial en Twitter (@steve_hanke).
A partir de dicha cifra, según su modelo, en 2021 el crecimiento económico de la isla no logra tener un peso positivo suficiente para compensar el impacto desfavorable de las tasas de desempleo, inflación y los intereses bancarios. La inflación deviene el factor de mayor incidencia negativa en el resultado obtenido.
Las estadísticas que emplea Hanke en su cálculo anual, según declara el experto, provienen de varias fuentes como la Economist Intelligence Unit, las World Economic Outlook (Perspectivas Económicas Mundiales) del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Internacional del Trabajo. Por tanto, para medir el Índice de Miseria de Cuba, no incluye registros nacionales. Tampoco especifica las fuentes específicas empleadas para obtener cada estadística.
Aunque no existe consenso con respecto a las tasas de inflación en la isla en el año que recién termina, el Estado ha dicho que como parte de las medidas de reformas económicas iniciadas en enero de 2021 estaba previsto al menos un aumento del 60 %. Sin embargo, las cifras oficiales emitidas por la Oficina Nacional de Información y Estadísticas (ONEI) situaron la inflación anual en 77.33 %, y los economistas nacionales la han ubicado alrederor del 500 %.
El cálculo realizado por Hanke emplea una cifra inflacionaria muy superior (1 221.8 %) y que no coincide con ninguna de las referidas. El posicionamiento de Cuba en el primer puesto de la tabla del HAMI responde directamente a este dato.
¿Qué se entiende por “miseria” o “felicidad” en el HAMI? El cálculo general
En criterio de Steve Hanke, “la condición humana se encuentra en un amplio espectro entre “miserable” y “feliz”. En el ámbito económico, la miseria tiende a surgir de la alta inflación, los elevados costes de los préstamos y el desempleo. La forma segura de mitigar esa miseria es el crecimiento económico”.
Como contraparte, entonces, “la felicidad tiende a florecer cuando el crecimiento es fuerte, la inflación y los tipos de interés son bajos, y el empleo es abundante”, subraya el experto.
Muchos países miden e informan regularmente estos parámetros económicos. Por ello, la comparación, nación por nación, afirma Hanke, “puede decirnos mucho sobre en qué parte del mundo la gente está triste o feliz”.
El Índice original fue creado en los años setenta del siglo pasado por Okun, miembro del Consejo de Asesores Económicos del Presidente Jonhson, para aportar una medición asequible de la economía. Este permitía determinar la situación económica del ciudadano promedio e implicaba solo la suma de la tasa de inflación anual y tasa de desempleo en Estados Unidos; en términos prácticos, se medía el costo de vida, la posibilidad y el acceso al mercado laboral.
A partir de esta, en 1999, el economista Robert Barro, de la Universidad de Harvard, aportó lo que denominó como el Barro Misery Index (Índice de Miseria Barro o BMI). En su esquema, a la suma de las tasas de inflación y desempleo, añadió dos factores: la variación de los tipos de interés y la tasa de crecimiento del producto interior bruto (PIB) en EE. UU. Según Steve Hanke, el aporte fundamental de Barro fue la inclusión de una variable ausente en el modelo original: el crecimiento económico.
El HAMI, aunque es una revisión de los esquemas de Okun y Barro, a diferencia estos, puede aplicarse en todo el mundo, y su creador publica una tabla anual con las puntuaciones del índice de miseria de los distintos países, más allá de Norteamérica.
En términos generales, Ricardo Matamoros, director de Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES), de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), ha subrayado que el HAMI “no mide pobreza extrema, sino las condiciones de bienestar, en este caso variables macroeconómicas que se convierten en condiciones que posibilitan que la población se sienta con niveles de infelicidad considerables”.
Al modelo se le señalan que obvia factores generales que pueden ser importantes para la felicidad o la miseria de un individuo, tales como el crecimiento de los salarios reales o la confianza del consumidor.
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