Tras meses de tensiones y de intensas negociaciones diplomáticas, Rusia ha invadido en la madrugada del jueves el territorio ucraniano.
En una alocución tarde en la noche del miércoles, el presidente Vladimir Putin dijo que las acciones militares se enmarcaban en una «operación de pacificación» que buscaba la «desmilitarización y desnazificación» de Ucrania.
Según diversas fuentes, el ataque comenzó por la zona separatista del Dombás, al este de Ucrania, y siguió con un penetración militar por el norte, cerca de la frontera con Bielorrusia.
Putin advirtió que cualquier intento de interferir tendría «consecuencias que nunca se han visto».
De nada sirvió un llamado televisivo al pueblo ruso del mandatario ucraniano, Volodimir Zelenski, diciendo que ambos países no eran enemigos y que compartían una historia común, ni las palabras del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidiendo a Moscú que «diera un chance a la paz».
«He intentado hablar por teléfono con el presidente de la Federación Rusa, pero nadie ha contestado. Silencio», dijo el mandatario ucraniano horas antes de la invasión.
Zelenski dijo además que Rusia tenía casi 200 000 soldados y miles de vehículos de combate en las fronteras de Ucrania. Y al cambiar de la lengua ucraniana a la rusa, hizo un llamado a los rusos para que rechazaran el ataque diciendo que les estaban mintiendo sobre Ucrania.
Los canales de televisión CNN, SkyNews y France24 mostraron imágenes de explosiones en las cercanías de la capital ucraniana, Kiev. Sus corresponsales informaron que se trataría de misiles rusos. El Ministro del Interior ucraniano dio cuenta de «centenares de víctimas». Se escucharon grandes explosiones antes del amanecer en Kharkiv y Odesa.
En un primera reacción tras los dos paquetes de sanciones de la última semana, el presidente estadounidense Joe Biden emitió un comunicado donde afirma que «las oraciones del mundo entero están con el pueblo de Ucrania esta noche en momentos en que sufren un ataque sin provocación e injustificado por parte de fuerzas militares rusas».
«El presidente Putin ha optado por una guerra premeditada que llevará una pérdida de vidas catastrófica y sufrimiento humano. Solo Rusia es responsable por la muerte y destrucción de este ataque. Estados Unidos y sus socios responderán en una forma unida y decisiva».
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