El escritor y maestro cubano Manuel de la Cruz, víctima de la represión del régimen desde su participación en una obra performática del artivista Luis Manuel Otero Alcántara, en abril, sufrió en la noche del 24 de diciembre un asalto con arma blanca que le provocó lesiones y lo dejó sin teléfono.
De la Cruz dio cuenta de lo sucedido a través del perfil de Facebook del jurista Fernando Almeyda. Según detalló, recibió “‘dos pinchazos’, que por suerte fueron superficiales; uno de ellos un poco más profundo que el otro, pero igualmente bastante noble”.
“El saldo del asalto fue el robo de mi teléfono. Por tales razones estaré incomunicado por algunos días, hasta que pueda resolver nuevamente teléfono y línea. Feliz Navidad y Fin de Año para todxs”, escribió de la Cruz.
Su mensaje motivó pronunciamientos de preocupación y solidaridad de amigos en redes sociales y personas que admiran su activismo y labor periodística independiente. También de críticas a la policía cubana, más preocupada de vigilar y castigar el disenso político, que de mantener el orden interior y la tranquilidad ciudadana.
El activista José Alberto Álvarez Bravo sugirió que un mecanismo de protección para evitar asaltos como el sufrido por de la Cruz pudiera ser “andar con una flor blanca al alcance de la mano”, tal y como se convocaba para la Marcha Cívica por el Cambio.
La flor se levantaría al aire en caso de peligro para que de la nada surjiera “un sinfín de peneerres (policías), boinas rojas y avispas negras”, que seguramente propinarían “unos cuantos trastazos” y se llevarían preso al poseedor de la flor, salvándolo de los pinchazos, ironizó Álvarez Bravo.