Numerosas personalidades de la cultura cubana han lamentado este viernes la muerte del artista Arturo Cuenca Cigarreta, en el North West de Miami. Tenía 65 años.
Poco se sabe de las circunstancias en que falleció el polifacético creador nacido en Holguín, en 1955, cuya diversa obra en las Artes Plásticas abarca pintura, diseño, grabado y fotografía.
Antes de emigrar a Estados Unidos en 1991, el artista se había consolidado como una de las figuras más interesantes de la generación de los 80 y fue reconocido en la isla con numerosos premios de Instalación, Fotografía y Grabado.
Sin embargo, como explica CiberCuba “fue sonado su enfrentamiento, en febrero de 1988, con el entonces poderoso dirigente ideológico del PCC Carlos Aldana, en una reunión de jóvenes artistas con la asistencia de Fidel Castro. Cuenca se levantó de su asiento y pidió a gritos a Aldana que retirara sus cuestionamientos sobre el papel de artistas e intelectuales en la sociedad cubana. Su permanencia en la isla tenía los días contados…”.
Ya en EEUU Cuenca fue reconocido en 1992 con el premio de la Fundación Cintas de Nueva York.
Su obra ha sido exhibida ampliamente. En 1995, el Centro de Estudios Curatoriales de Bard College realizó una muestra individual, Arturo Cuenca: Modernbund. Ese mismo año, el Museo de Arte de Fort Lauderdale acogió Sharing Roots: Cuenca and Gory. Su trabajo se encuentra en varias colecciones permanentes, incluida la Art Space Gallery en Rotterdam; el Museo de Arte Moderno de Caracas y el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana.
Los mensajes de dolor de quienes lo conocieron han inundado las redes sociales este viernes:
“Arturo Cuenca: Un genio incomprendido por su época, un mágico, un artista siempre al borde del delirio, un cubanazo, un raro, buen amigo y divertido hasta lo inverosímil. Una de las poéticas plásticas más singulares y difíciles de la generación de los 80. Adiós querido Cuenca, tú que hasta en la rabia portabas lumbre”, declaró el cineasta Ernesto Fundora.
La escritora Zoé Valdés confesó: “Duele despedir a un amigo lejano. Arturo Cuenca se ha ido para siempre, según leo en las redes sociales. Llevaba tiempo sin saber de él, porque él lo quiso así. Aparecía, desaparecía, esos golpes de varita mágica eran parte de su misterio, medio mago medio hada madrina. Nos conocimos a finales del año 1979, en la calle Tejadillo, yo vivía en Empedrado; allí tenía a una musa […]”.
La curadora Elvia Rosa Castro aseguró en Twitter que Cuenca “dejó una obra descomunal pero más q eso, él era la obra (En el trópico las ideas se ponen a bailar guaguancó, me decía)”.
“Arturo Cuenca, Saltimbanqui de la obra que mami adoraba, mi profesor de teatro japonés, mi peluquero mi diseñador privado y ese hombre que estéticamente me mostró un camino donde el arte y los vestidos se vuelven escudos. ¡Adiós, saltimbanqui querido! Este es el fin de una era.”, escribió la escritora Wendy Guerra.
El joven artista Julio Llópiz Casals reconoció: “Entre los valores indiscutibles de un artista total, se encuentran la osadía combinada con delicadeza y la resistencia a dejarse pegar esa fea etiqueta (en el cogote, la frente o la mejilla) que el establishment necesita a veces posicionar para sentir que un artista le es útil. Arturo Cuenca poseía estos entre muchos otros. Su vanidad y su inconformismo le garantizaron ese lugar en la escena cultural cubana de los años 80, que lo exponía como un pedante ineludible y como uno de los creadores más auténticos y salvajes de su generación”.
El artista Angel Delgado escribió: “Triste noticia la partida de mi buen amigo y gran artista Arturo Cuenca, sin dudas una gran pérdida para el arte cubano e internacional, luz siempre para el, EPD.”
La escritora Daína Chaviano lo describió como “el eterno flaco de las gafas estrafalarias, pintor filósofo, sabio locuelo de aquellos años 80, cómplice de los tiempos en que tantos artistas de mi generación nos dedicábamos a crear islas dentro de una isla eternamente maldita para no morirnos de asfixia espiritual”.
El propio Arturo Cuenca cuenta en este video su papel dentro de la generación de artistas de los 80:
“Muchos de nosotros nos formamos en los 70 por edad, pero nos caracterizamos por una ruptura con esa década, con los problemas y las represiones que habían en esa época. Fue una generación que trató de abrirse a las tendencias y a las visiones que estaban pasando afuera, de la vanguardia y que rompió con toda aquella época gris. Yo dentro de esa generación un poco fui el teórico, el más conceptual de los artistas de ese momento, un poco el cabecilla, un poco, y el revoltoso políticamente de ese período”.