- Por Maribel Flamand Sánchez
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En coordinación con varios organismos se realizan ejercicios de vigilancia cooperada para detectar ilegalidades del uso del agua. Fotos: Página de Facebook de Delegación Provincial de Recursos Hidráulicos Holguín
Que las indisciplinas sociales están a la orden del día es, lamentablemente, una verdad de Perogrullo. Que su combate está signado por la inacción, la indiferencia y la tolerancia excesiva es otra realidad preocupante, que como efecto dominó, deteriora los valores cívicos y éticos con un consecuente daño moral y material importante.
“En mi criterio, afirmó el líder de la Revolución, compañero Raúl Castro Ruz, el denominador común de todo este fenómeno ha sido y es la falta de exigencia de los encargados de hacer cumplir lo establecido, la ausencia de sistematicidad en el trabajo a los diferentes niveles de dirección y el irrespeto, en primer lugar, por las entidades estatales de la institucionalidad vigente, lo cual, por otra parte, menoscaba su capacidad y autoridad para exigir a la población que se atenga a las regulaciones existentes”.
Podrían señalarse en este texto una lista extensa de acciones y actitudes opuestas a normas y regulaciones, pero el tema que nos ocupa, esta vez, se relaciona con indisciplinas asociadas al uso ilegal del agua, o más claramente, con su robo en cantidades importantes, para usos diversos, lo cual complejiza más la situación del abasto en la provincia, ya afectado por la inestabilidad en la generación de electricidad y otras causas.
Sobre esta situación de desatino por parte de quienes incurren en la ilegalidad el ingeniero Luis George Ávila Mustelier, director general de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado Holguín (Holagua), expresó: “Nuestro servicio depende casi en un 80 por ciento de la electricidad, por lo que ante las afectaciones sistemáticas con la generación y el déficit de combustible se nos atrasan considerablemente los ciclos de distribución del agua, entre otras consecuencias, aun cuando tengamos grupos electrógenos.
“Si a eso le sumamos que nos manipulan las válvulas y nos rompen las conductoras para regar plantaciones de arroz y otros sembrados, dar de beber al ganado, crear pocetas para bañarse y otros usos ilegales, como la instalación de mangueras o tuberías secundarias, se nos agudiza la situación porque el agua no llega a su destino o lo hace con baja presión”.
De acuerdo con la información de Ávila Mustelier, para enfrentar esta situación en la pr