A partir del mañana viernes 11 de junio, el Gobierno de La Habana reforzará medidas para enfrentar la tercera ola de la pandemia, informó la prensa estatal.
Las nuevas acciones buscan «incrementar el rigor en la aplicación de las medidas que ya estaban establecidas para prevenir y controlar la transmisión del coronavirus” en la capital cubana, la localidad de la Isla, donde se han reportado más casos de coronavirus hasta ahora.
Según el periódico oficialista Tribuna de La Habana, las medidas afectarán los sectores de la Salud Pública, el Transporte, el Comercio, algunos servicios a la ciudadanía y el ámbito laboral.
Se pasará entonces a la fase de «restricción total de movilidad para los confinados y la prohibición de acceso (a los focos de COVID-19) para el público externo» en la capital.
De igual modo «se reducirán significativamente los autorizos a los vehículos estatales para transitar después de las 9:00 de la noche, que hasta este momento rondaba la cifra de 4 000».
«No se permitirá la entrada ni salida de La Habana por cuestiones de trabajo, salvo casos excepcionales que serán autorizados por el primer nivel de dirección del país, o por el Gobernador de La Habana en caso de que sea una entidad provincial», adelantaron.
También «se exigirá el cumplimiento de los límites en la capacidad de los ómnibus: 30 pasajeros de pie en los articulados y 20 en los rígidos».
Dirigentes advirtieron que incluso los cubanos que necesiten trasladarse a otras provincias por una enfermedad, pérdida familiar u “otro motivo muy sensible” tendrán que solicitar un permiso especial.
Mientras Salud Pública anunció la duplicación de la frecuencia diaria de la pesquisa, donde intervendrán las organizaciones de masas y el Poder Popular.
Bares, discotecas, playas, piscinas y centros recreativos permanecerán cerrados. Al tiempo que las actividades deportivas masivas, siguen suspendidas hasta nuevo aviso.
«Sabemos que una parte de la población está reclamando hace un tiempo que ‘cerremos’ La Habana, pero tenemos que pensar como país, y si paralizamos la vida económica estaremos afectando al resto de las provincias, que están muy encadenadas con nosotros», sostuvo el primer secretario del Partido Comunista en La Habana, Luis Antonio Torres Iríbar.
Torres Iríbar declaró que «no es posible suspender drásticamente la producción de bienes y servicios en la ciudad porque eso causaría daños considerables a la economía del país, de la capital y de las familias».