Beneficioso en la estratosfera (entre los 15 y 30 kilómetros de altura), donde conforma la conocida capa de ozono que protege al ser humano y a los ecosistemas de las radiaciones ultravioletas procedentes del sol, el ozono se convierte en un notable problema ambiental cuando sus concentraciones rebasan los valores permisibles en la tropósfera o capa inferior de la atmósfera, es decir muy próximo a la superficie terrestre.
Llamado ozono troposférico o superficial, este se forma de manera natural, a partir de las reacciones de otros compuestos gaseosos presentes en la atmósfera, principalmente óxidos de nitrógeno y compuestos volátiles, que en presencia de luz solar reaccionan entre sí y dan lugar al ozono (O3).
Desde hace más de dos décadas y en diferentes tribunas internacionales, expertos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC por su sigla en inglés) han advertido que se trata de uno de los contaminantes del aire más perjudiciales para los cultivos y bosques, al reducir el rendimiento y la calidad de las cosechas, afectar el follaje de las plantas y favorecer la aparición de plagas y enfermedades.
También a concentraciones elevadas, el O3 puede dañar la salud del hombre, ocasionando, sobre todo, problemas respiratorios, asma, irritación de las mucosas, tos, malestar en la garganta, alergias y dolor de cabeza.
Los avances científicos de los últimos años identificaron diversas fuentes generadoras de ozono superficial, como son el crecimiento de las emisiones locales de gases nocivos al entorno, la quema de bosques y el transporte a larga distancia de masas de aire originadas en zonas industriales, asociadas al desplazamiento de frentes fríos, bajas extratropicales y centros de altas presiones de origen continental.
PARA BENEFICIO DE LA AGRICULTURA
En Cuba las investigaciones sobre el ozono troposférico se iniciaron a mediados de los años 70 del pasado siglo, bajo la conducción del doctor Jesús Ramírez Almogea, especialista del posteriormente nombrado Centro de Contaminación y Química de la Atmósfera (Cecont), del Instituto de Meteorología.
Durante una primera etapa los estudios estuvieron centrados en determinar las principales afectaciones que provocaba en diversos cultivos el aumento de las concentraciones superficiales de O3, y los meses de mayor riesgo.
Los resultados iniciales condujeron al diseño de un Sistema de Alerta Temprana del Ozono Troposférico (SAT-O3), cuyo propósito consistía en advertir a los productores agrícolas de tabaco, papa, tomate, ajo, cebolla y frijoles, con cinco días de antelación, cuando debían esperar incrementos en las concentraciones del referido gas en la superficie.
Como indicó a Granma el máster en Ciencias Arnaldo Collazo Aranda, investigador del Cecont, en la actualidad aquel aporte devino servicio científico técnico especializado que brinda la entidad, nombrado Sistema de Vigilancia del Ozono Troposférico en Cuba.
«En el presente, crece el número de empresas agrícolas del país y de productores privados dedicados a los cultivos antes mencionados, y las proyecciones indican la continuidad de esa tendencia», puntualizó.
Según recalcó Collazo Aranda, el ozono superficial comienza a ser dañino para la agricultura al superar la cifra de 70 microgramos por m3, pero en años precedentes se han alcanzado registros de hasta 170 microgramos/m3 en diferentes zonas del archipiélago cubano.
«Entre los resultados principales en el último lustro, con la aplicación del sistema, figura identificar qué tipo de impacto ocasionaría el incremento del ozono superficial para cada cultivo, los cuales hemos clasificado en dos grupos, directos e indirectos», refirió el investigador.
Aseveró que lograron determinar los niveles de afectación expresados en porcentaje a nivel de provincias y regiones del territorio nacional, lo cual posibilita a los productores estatales y privados adoptar las medidas pertinentes para proteger sus plantaciones y disminuir las pérdidas.
Dichas acciones comienzan a instrumentarse una vez conocido, con cinco días de antelación, el comportamiento que tendrán las concentraciones del O3 e incluyen, por ejemplo, la activación de los sistemas de regadíos y la aplicación de sustancias fungicidas, resaltó el científico. «El servicio se encuentra disponible, con una frecuencia semanal, en la web institucional https://www.insmet.cu, y tenemos dos clientes contratados al mismo desde hace varios años: el Instituto de Investigaciones del Tabaco, perteneciente al Grupo Empresarial Tabacuba, y la Empresa de Seguros Nacionales (ESEN)».
Recalcó el especialista que en Cuba los mayores impactos del ozono troposférico suelen ocurrir entre los meses de octubre a marzo, asociados en particular a la influencia de sistemas sinópticos invernales, etapa que coincide con importantes cosechas de nuestra agricultura, entre ellas la tabacalera, la papa y el tomate.
Consultado sobre cómo se observan en las plantas los efectos nocivos del O3 Collazo Aranda señaló que el indicio típico es la aparición de manchas de color blanquecino en las hojas, que pueden llegar a cubrirlas en su totalidad o de manera parcial.
Si el evento de contaminación se agudiza, las manchas aumentan de tamaño y adquieren una tonalidad parda marrón, proceso que perjudica la salud de las plantas y provoca una merma considerable de los rendimientos en las cosechas, puntualizó.
De acuerdo con lo expresado por el científico, más allá de los factores asociados a las condiciones meteorológicas prevalecientes, que inducen el aumento de las concentraciones de ozono troposférico, en la mano del hombre está la opción de contribuir a disminuirlas, mediante la reducción de las emisiones de los compuestos precursores a la formación del O3, provenientes de fuentes locales, regionales o externas.