La Habana, 12 jun.- A identificar las calles y avenidas de La Habana amigables con la comunidad ciclista sorda y oyente, así como las barreras a las que se enfrentan las personas no oyentes se dedicaron acciones del foro Our City, Our Space, en la tercera edición del Festival de la Rueda, del 27 de mayo al 3 de junio.
Organizado de conjunto entre los proyectos Arte Corte y Cuba 8, con el concurso de diferentes emprendimientos enfocados en el uso de la bicicleta, el festival promueve la cultura del empleo de la bicicleta y la movilidad sostenible en la ciudad; en esta ocasión, estuvo especialmente dedicado a la comunidad sorda.
La iniciativa, que contó con el apoyo de la Embajada del Reino de los Países Bajos, la Oficina del Historiador de la Ciudad y la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude), se enfocó en mapear rutas, con la intervención de especialistas diversos: sociólogos, arquitectos, urbanistas, comunicadores y diseñadores, junto a especialistas de la Asociación Nacional de Sordos de Cuba, entre otros.
Según trascendió, el objetivo de este evento es promover una sociedad segura e inclusiva para cualquier tipo de actor que intervenga dentro del espacio, en especial, las personas no oyentes, que requieren señalizaciones específicas que contribuyan a una circulación segura.
Movilidad sostenible, accesible y segura
De acuerdo con publicaciones en Facebook, en el taller impartido por integrantes de Our city, Our Space salieron a la luz las principales preocupaciones y dificultades con las que tropiezan en su andar por la ciudad las personas no oyentes.
Our City, Our Space es un foro dirigido a debatir el papel de los espacios en el desarrollo comunitario, desde una perspectiva de múltiples sectores, profesionales y activistas interesados en el auge de sus comunidades, con las personas en el centro, como los mejores conocedores de esos sitios.
De forma participativa, se identificaron lugares, calles y servicios (como un ciclobús que transporta a ciclistas y motoristas por el túnel de La Habana) que pudieran favorecer el incremento de la movilidad de ciclistas entre esta comunidad, así como los obstáculos, entre ellos, el mal estado del pavimento y la ausencia de ciclovías y señalizaciones.
Mediante intérpretes de la Lengua de Señas Cubana (LSC) –con unos 19.000 usuarios en Cuba–, participantes expresaron sus criterios sobre la conducción en la vía, la responsabilidad, el respeto a la ley del tránsito, la posibilidad de manejar de las personas no oyentes y la necesidad de convivir en las calles.
Esa iniciativa se propone sumarse al Plan de movilidad urbana sostenible, que desarrolla la Dirección General de Transporte de La Habana y persigue promover una movilidad sostenible, accesible y segura, mejoras del tránsito, el transporte público, en bicicleta y de la movilidad peatonal, al tiempo que contribuyan a reducir las emisiones de gases contaminantes.
Una de las iniciativas del festival, la bicicletada por el Día Internacional de la Bicicleta, el 3 de junio, tuvo que ser suspendida debido a las fuertes lluvias en Cuba, que dejaron el saldo de cuatro personas fallecidas y más de un centenar de derrumbes de viviendas, de ellos, dos totales.
Hay más
El festival incluyó un espacio para aprender a montar bicicleta y un taller sobre mecánica básica para personas sordas, a cargo de las iniciativas Vélo Cuba y Cuba 8, con el apoyo del proyecto Cultura entre las manos, que promueve la inclusión y el uso de la LSC.
Otras acciones se enfocaron en la promoción del uso de la copa menstrual entre muchachas de la comunidad sorda, promovido por el emprendimiento La Mina, de la Embajada Rebirth/Tercer Paraíso, y su iniciativa Copas para Cuba.
Algunas ya conocían este accesorio, otras supieron sobre su existencia y ventajas por primera vez, sobre todo, porque la discapacidad auditiva limita acceder a ese tipo de información de manera informal, expresaron.
En el intercambio inclusivo, con la presencia de muchachas y muchachos, se conversó sobre el ciclo menstrual con el fin de desterrar tabúes que persisten en la sociedad y se dieron detalles acerca de las características de las copas, el material de fabricación, las posibilidades y comodidad de su utilización, también para la movilidad ciclística.
Entre las informaciones compartidas en el taller estuvieron que la copa de silicona de uso médico no altera el Ph (medida del grado de acidez o alcalinidad) vaginal ni provoca alergias o irritaciones, puede llevarse puesta de 5 a 10 horas antes de vaciarla e higienizarla; sustituye el uso de unas 3.600 almohadillas sanitarias o tampones, con lo que se reducen los desechos sólidos, eliminando así los deshechos de plástico.
También se explicó que pueden durar hasta 10 años, con un cuidado adecuado; y ser utilizadas por hombres trans, personas no binarias, personas de género fluido, personas intersex y mujeres. (2022)