Las historias que cuentan los narradores orales son, en esencia, un manojo de emociones que tras ser «lanzadas» contra el público pueden sacudir a los que escuchan. Las imágenes que en forma de palabras llegan a los espectadores son capaces de atizar en la memoria recuerdos perdidos o bien guardados.
En Cuba la tradición oral tiene raíces profundas. Sus cultores fundacionales supieron esparcir la semilla entre fieles discípulos que no permiten secar el árbol de este arte.
Así llegó, con la impronta de sus 20 ediciones anteriores, el Festival Internacional ContArte, un puente de palabras, el más antiguo de su tipo en nuestro país.
Desde el pasado día 17 hasta el 29 de mayo, el Complejo Cultural Bertolt Brecht funge como sede principal de este encuentro dirigido por la maestra Elvia Pérez Nápoles. Allí, tanto niños como adultos han encontrado una programación diversa protagonizada por grupos foráneos y del patio.
Artistas provenientes de Colombia, Estados Unidos, México y Portugal acompañan a narradores de varias provincias cubanas, en una fiesta que han extendido hasta algunos barrios del municipio de Plaza de la Revolución.
La narración oral es una manifestación que, aunque antigua, se renueva con cada exponente que se suma al empeño de hacer pervivir este arte milenario y sanador. Es por ello que ContArte desarrolla también talleres, conferencias y mesas de trabajo que impulsan el crecimiento teórico de los participantes.
Desde su creación hasta 2018, el festival se realizó de forma anual. A partir de ese momento, el Ministerio de Cultura decidió que fuese cada dos años, dadas las condiciones económicas. Luego, debido a la pandemia, no se pudo realizar la edición correspondiente a 2020. Llega entonces esta oportunidad, con la certeza de que el arte de la palabra viva persiste en seguir estremeciendo almas.