El pasado 17 de febrero, El País reportaba que Brasil vive la peor epidemia de dengue de los últimos 90 años, con más de medio millón de enfermos y casi un centenar de fallecidos por esa enfermedad. Para encarar la crisis, las autoridades sanitarias decidieron incorporar al esquema de enfrentamiento del dengue una vacuna.
Lo anterior convierte a Brasil en el primer país del continente en utilizar esta herramienta sanitaria para combatir la enfermedad. El inmunizante, comprado al laboratorio japonés Takeda, comenzó a utilizarse en un ensayo clínico que involucra a 20 mil personas entre 18 y 40 años, las cuales recibirán dos dosis con un intervalo de tres meses entre cada una y serán seguidas por dos años; pues, aunque el fármaco ha demostrado ser seguro, no se sabe a ciencia cierta cómo se comporta en grandes grupos poblacionales.
Con eso la vacuna, que ya se estaba comercializado en la red privada brasileña desde 2023, ahora se extiende al sistema público de salud.
La idea es administrar las seis millones de dosis adquiridas priorizando a niños mayores de 10 años 1 en las 541 ciudades con mayor incidencia de casos. Sin embargo, esto resulta poco para un país de 210 millones de habitantes expuestos a la enfermedad.
Una enfermedad que se extiende a escala global
De acuerdo con la OMS, en las últimas décadas el número de casos notificados de dengue se ha multiplicado por 10, pasando de 500 mil a más de 5 millones al año. Probablemente el número de enfermos sea entre diez y veinte veces mayor.
Durante los años 2020 y 2022 se observó una disminución en el número de pacientes reportados. Sin embargo, el año pasado asistimos a un pico que se acercó a los máximos históricos, con brotes en zonas donde no es habitual. Por ejemplo, en 2023 se reportaron 43 casos en Francia, 82 en Italia y 3 en España, sumando 128 casos. En lo que va de año se han diagnosticado en Estados Unidos 312 casos.
Aunque el estado que concentra la mayor incidencia es Florida, también se han reportado pacientes muy al norte del cinturón subtropical en estados como Michigan, Illinois, Nueva York, Montana o Pensilvania, cercanos a Canadá.
De acuerdo con la agencia de la ONU, la región de las Américas, con 4.1 millones de pacientes, estuvo a la cabeza del mundo en cuanto al reporte de la enfermedad, significando cerca del 80 % del total de casos. En la región también se observó una incidencia de 416 casos por cada 100 mil habitantes, más de 6 mil casos graves y 2049 fallecidos, para una tasa de letalidad de 0.05 por cada mil enfermos. Adicionalmente, el 45 % de los casos reportados fueron confirmados por estudios de laboratorio.
Aún cuando Cuba no está entre los países que más pacientes reportó ni de los que mayor cantidad de graves o fallecidos notificó al organismo internacional, en la isla el dengue es un problema recurrente al que tienen que enfrentarse las autoridades sanitarias y, por supuesto, la población. De hecho, la incidencia del virus en ocasiones ha estado por encima de los 100 casos por cada 100 mil habitantes.
Contar con una vacuna que prevenga esta enfermedad es un viejo anhelo de los científicos cubanos. ¿Se está trabajando en esto? ¿Cuánto se ha avanzado? ¿Cuán cerca está el país de contar con una vacuna contra el dengue?
Siguiendo la pista de la vacuna cubana
Pocas enfermedades tuvieron un impacto tan grande en la salud pública cubana durante la segunda mitad del siglo XX como el dengue. De acuerdo con un artículo del Dr. Gustavo Kourí, una de las autoridades mundiales en esta enfermedad, la epidemia de Dengue Tipo 2 que asoló al país desde finales de mayo hasta octubre de 1981 dejó un saldo de más 344 mil enfermos, con semanas cercanas a los 10 mil pacientes. De ese total, padecieron una forma grave de la enfermedad cerca de 9 mil.
Según el destacado virólogo, se contabilizaron 158 fallecidos, con un índice de letalidad de 0.46 por cada mil enfermos, 101 de los cuales eran niños. Las edades donde se concentró el mayor número de fallecidos estuvieron comprendidas entre los 4 y 6 años, lo que hizo especialmente dolorosa esta epidemia.
Desde entonces, científicos cubanos como el Dr. Kourí y su esposa, la Dra. Mary Guzmán, junto a un grupo de destacados investigadores, han contribuido a dilucidar distintas características del virus y la patogenia de la enfermedad que provoca.
Sus aportes les han valido importantes premios internacionales, como el L’Oreal de 2022 para la Dra. Guzmán, que compartió, entre otras, con la ganadora del Nobel de Medicina y Fisiología del año pasado, la Dra. Katalin Karikó, a quien dedicamos un trabajo.
De acuerdo con un artículo de Swissinfo, desde 1992 científicos cubanos están a la búsqueda de una vacuna contra el dengue. Desde hace más de dos décadas se ha ensayado con distintos compuestos que podrían conducir a formulaciones capaces de convertirse en una vacuna.
En 2006, una proteína denominada Dominio III captó el interés del grupo de investigadores cubanos del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) y el Instituto Pedro Kourí (IPK) que trabajan en conjunto en busca del inmunizante. La capacidad del compuesto para generar inmunidad contra el dengue en primates resultó alentadora. Nuevos resultados sobre esta línea de investigación fueron publicados en 2008 y 2009.
De esta manera fue construyéndose el concepto de un candidato vacunal tetravalente, es decir, capaz de proteger contra los cuatro serotipos del virus del dengue, una de las metas doradas para cualquier vacuna que pretenda ser efectiva contra la enfermedad y algo ya logrado por el laboratorio Takeda, mencionado al inicio del artículo.
En 2014 se publicó un estudio según el cual una formulación a partir de la combinación de distintas proteínas presentes en zonas de la estructura del virus, incluida Dominio III, tenía la capacidad de generar una respuesta inmunológica (defensiva) del organismo contra el patógeno, lo que la hacía viable como candidata vacunal.
La fórmula, denominada TetraDIIIC, fue probada en 2015 en ratones y primates no humanos, obteniéndose resultados alentadores. En los años siguientes se realizaron experimentos para determinar qué dosis permitían obtener la mejor respuesta inmunológica en animales de laboratorio y los resultados fueron publicados en 2017, a través de varios artículos.
En 2019 obtuvo el Premio Anual de la Academia de Ciencias de Cuba un trabajo en el que se exploró con resultados positivos la estrategia de combinar el candidato vacunal, TetraDIIIC, al que nos hemos estado refiriendo, con otro candidato tetravalente de virus atenuados, conocido como TV005, desarrollado por el National Institute of Allergy and Infectious Diseases (Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de las Estados Unidos).2 En este caso, en lugar del compuesto a base de proteínas, se utilizó una formulación que contenía virus debilitados de los cuatro serotipos del dengue.
¿Una nueva estrategia?
En septiembre de 2022, medios de prensa nacionales informaron de manera escueta sobre la presentación del Dr.C. Gerardo Guillén Nieto —miembro del equipo de investigadores a cargo del desarrollo de la vacuna desde los primeros trabajos publicados y director de Investigaciones Biomédicas del CIGB— sobre “la estrategia cubana para la vacuna del dengue” ante las más altas autoridades del país.
En marzo de 2023, el CIGB informaba a través de la red social X que la estrategia cubana para obtener una vacuna