Carlos Rafael Gil Hernández y yo tenemos muchos puntos en común: el amor y la dedicación a la familia, a la profesión que escogimos, la capacidad para encarar nuevos desafíos de la vida y el esculpir una nueva etapa —por circunstancias distintas— en un país ajeno a nuestra Cuba.
Por eso escribir estas líneas me produjo una sensación de proximidad infinita, acompañado de sentimientos de tristeza, dolor, orgullo y hasta rabia, en ocasiones, derivadas de decisiones desacertadas que lo alejaron a él y a su esposa Yareimi Vázquez de conducir los hilos de las selecciones nacionales de gimnasia artística de la Isla.
Carlos Rafael y Yareimi esculpen gimnastas talentosos. Manrique Larduet, Randy Lerú, Marcia Videaux, Yesenia Ferrera y toda una generación de chicos y chicas cubanos; a la que ahora se suman Hillary Heron, Karla Navas y otros que se fraguan a diario en el gimnasio No Limits de la Ciudad de Panamá, país que los ha acogido como un segundo hogar.
Bajo su égida, la selección femenina de gimnasia artística de Panamá integrada por Hillary Heron, Karla Navas, Lucía Paulino, Lana Herrera y Valentina Brostella, se agenció plata en el concurso por equipo de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador 2023 con puntuación de 146.800. Foto: tomada del perfil de Facebook de Hillary Heron.
¿Cómo se establece el vínculo de Carlos Rafael Gil con la gimnasia artística? ¿Había algún antecedente de deportista en la familia?
No existía ningún vínculo con la gimnasia, sí recuerdo a mi padre poniéndome a practicar cualquier deporte, imagino que como todo padre con su primer hijo. Mi madre decía que como era muy intranquilo, —algo que aún mantengo— hubo momentos en que me apuntaban en tres deportes a la vez para ver si llegaba a casa cansado y no fastidiaba tanto. Practicaba simultáneamente gimnasia, taekwondo y natación.
Me llevaron a las captaciones que anunciaban por la radio para varios deportes en el CVD deportivo de Santa Clara, en la provincia de Villa Clara, un lugar al que recuerdo con mucho cariño.
Recuerdo que primero me llevaron a natación, pero no me escogieron. Al salir, el entrenador César Pascual habló con mis padres y me llevaron a hacer las pruebas para gimnasia. Y ahí me quedé. Hace ya 33 años que entré por primera vez a un gimnasio, ese lugar donde puedo estar horas y horas y es como si el tiempo no pasara.
¿Qué memorias guardas desde tus inicios como entrenador hasta conducir la selección nacional masculina de Cuba?
Muchos recuerdos. Desde los inicios trataba de hacerlo diferente o para muchas personas estar inventando. Todas las vivencias son una gran enseñanza: aprendí a ser resiliente. Si te mencionara los mejores recuerdos de mi vida, te diría, sin dudar, que todos los vividos como entrenador, desde los inicios hasta llegar a la selección de Cuba, así como los de la actualidad en Panamá. Solo uno superó todos esos momentos y fue el nacimiento de mi hija.
¿Cuánto de entrenador y cuánto de padre hay en una persona que comienza a trabajar con niños de 5 a 6 años?
Cuando amas tu trabajo y te entregas con pasión para transmitir tus conocimientos a niños desde temprana edad, obligatoriamente se te desarrolla ese paternalismo hacia tus atletas. Sin embargo, es una línea muy fina qué hay que saber delimitar, porque nunca podemos dejar de ser el entrenador.
¿Consideras que el momento de despegue a nivel de resultados fue aquel Campeonato Panamericano de Puerto Rico y Canadá del 2013-2014 y luego los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz 2014?
Por supuesto, ese Panamericano de Puerto Rico en el 2013 fue el momento clave para el resurgimiento de la gimnasia artística cubana. Justo ahí, los resultados que materializamos significaron el despegue.
¿Cómo definirías esa etapa, moviendo los hilos de una generación talentosa con Manrique Larduet y Randy Lerú como referentes?
Única. Así la definiría. Es una etapa que no se repetirá nunca, al menos desde mi opinión personal y sin dar margen a malos entendidos.
Para mí fue un sueño hecho realidad, a pesar de las disímiles situaciones que enfrentamos, pero creo que fue eso lo que nos hizo superarnos. Esa etapa fue de constante superación en todos los aspectos, pero llena de momentos felices y de satisfacción. Un periodo en el cual lo que íbamos logrando no nos hacía ver e interiorizar la magnitud de la vida tan sacrificada que llevamos… pero sí reitero que fue una etapa única.
Háblanos del Mundial de Glasgow, esa inserción definitiva en la élite de la gimnasia artística, los Panamericanos de Toronto y las fases de Copa del Mundo de 2015