MADRID, España.- Recordista mundial sub-20 en el lanzamiento de la jabalina, la cubana Yulenmis Aguilar comenzó a destacar desde muy pequeña, con victorias en todas las categorías menores. En 2012, a los 16 años, ingresó a la selección nacional y al año siguiente fue subcampeona mundial juvenil en Donetsk.
En entrevista con CubaNet Yulenmis comparte sus recuerdos de infancia, sus primeros triunfos, el impacto de las lesiones recurrentes en su carrera y cómo superó la expulsión del equipo nacional tras haber obtenido el tercer lugar en los Juegos Centroamericanos de 2018.
Su llegada a España en 2020 para estudiar cultura física y la posterior conexión con el reconocido entrenador Raymundo Fernández han marcado una nueva etapa en su vida deportiva y la han vuelto a colocar en la élite mundial.
En medio de diferencias en los sistemas deportivos entre Cuba y España, Yulenmis ha encontrado en su club, el Valencia Club de Atletismo, un nuevo hogar para continuar su carrera.
Residiendo en Oleiros, La Coruña, en estos pocos años ha tenido satisfacciones como haber logrado el récord de España en lanzamiento de jabalina con un registro de 64,17 metros en el Campeonato de Nerja. A inicios de agosto de 2022, la jabalinista ganó el Memorial Gyulai que se disputó en Hungría, con un lanzamiento de 61.99 y quedó tercera en la Diamond League de Atletismo en París.
Con los Juegos Olímpicos de París en el horizonte, Yulenmis Aguilar afirma que “las posibilidades y las esperanzas” están.
—¿Qué recuerdos tienes de tus inicios como deportista?
—Fue un sueño de mi padre. Mi padre murió cuando yo tenía diez años y siempre quiso que yo fuera deportista. Mi madre, al contrario, quería que fuera médico. Y él siempre me inculcaba muchísimo el deporte, y fue quien me llevó a hacer las pruebas para entrar. Estaba muy pequeña, no sabía realmente lo que podía llegar a ser.
Empecé en la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE) con once años. Hice múltiples eventos, como el lanzamiento de pelota, velocidad, lanzamiento de disco e impulsión de bala. Destaqué muchísimo en el lanzamiento de pelota con respecto a las demás pruebas, y a los trece años me dieron una jabalina por primera vez, y destaqué muy rápido. Me dieron una jabalina y la primera vez la lancé a 29 metros, era una locura. Ese mismo año ya me fui a 40 metros y al siguiente a 47. O sea, fue muy rápido, fui campeona nacional tanto en la categoría sub-12 como en la Sub-14.
—En 2012, con dieciséis años, entraste en la selección nacional y muy pronto fuiste subcampeona mundial juvenil en Donetsk. ¿Cómo fue esta experiencia?
—Fue maravillosa. Entrar y al primer año en el equipo nacional irme hasta 59.94 metros con la jabalina de quinientos gramos fue maravilloso porque yo no lo esperaba. Nadie confiaba en mí porque era muy pequeña. Decían que yo era muy pequeña de estatura y que para la jabalina necesitaba ser un poco más alta. Entonces fue bastante sacrificio demostrar que valía.
—En el Campeonato Panamericano Juvenil de Edmonton 2015 estableciste el récord mundial junior que aún se mantiene. ¿Qué sientes al tener este récord por tanto tiempo?
—Tener este récord es bonito, aunque ya no pienso tanto en ello como cuando tenía veinte años. Ese momento de euforia ya pasó, pero queda como satisfacción. Llegué allí en una situación complicada, lesionada de mi hombre derecho, pero llegué relativamente bien y sabía que yo tenía que hacerlo en el primer lanzamiento porque mi hombro no iba a responder. Venía de los Juegos Panamericanos en Toronto, que hice seis lanzamientos por encima de 57 metros, y esa estabilidad daba de que podía tener un gran resultado. Mi entrenador no estaba conmigo ahí, él llegó para la siguiente competición, y corrigió todo el error técnico que tenía y fue suficiente para irme hasta los 63,86 metros y alcanzar el récord del mundo.
—Las lesiones han sido algo recurrente en tu carrera, con consecuencias, además. ¿Cómo has logrado reponerte a ellas?
—De la vida de un atleta lo más difícil son las lesiones, porque es algo que uno no puede controlar. Uno puede tener un buen entrenador y una buena preparación física, pero las lesiones es algo que no se controla; suceden corriendo, lanzando, por un