Hoy se cumplen 63 años de la ruptura de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, ocurrido el 3 de enero de 1961.
Aunque el Estado norteamericano —entonces presidido por el republicano Dwight D. Eisenhower— reconoció al gobierno revolucionario en el poder, era sabido el apoyo político y logístico brindado por su administración a la dictadura batistiana, al punto de que el líder del Movimiento 26 de Julio le había escrito a Celia Sánchez en junio de 1958: «Al ver los cohetes que tiraron en casa de Mario, me he jurado que los americanos van a pagar bien caro lo que están haciendo. Cuando esta guerra se acabe, empezará para mí una guerra mucho más larga y grande: la guerra que voy a echar contra ellos. Me doy cuenta que este va a ser mi destino verdadero». No obstante, en abril de 1959 Fidel Castro visitó la nación norteña, se reunió con Richard Nixon, entonces vicepresidente, y aseguró públicamente que su gobierno no quería una ruptura con el de EE.UU., sino un trato justo. Pero las contradicciones no se hicieron esperar.
Fidel Castro junto a Richard Nixon / Foto: El Pais
Desde 1959 se produjeron atentados terroristas llevados a cabo por sectores que se oponían al nuevo gobierno instaurado en La Habana, entre los que está, como uno de los más recordado, la explosión del buque francés La Coubre (1960). El gobierno cubano acusó a la embajada de los Estados Unidos de financiar y alentar este tipo de actos. Según el politólogo cubano Carlos Alzugaray Treto:
Livingston Merchant afirmó que desde junio de 1959 se “había llegado a la decisión de que no era posible lograr nuestros objetivos con Castro en el poder”, poniéndose en marcha un programa que “el Departamento de Estado había estado elaborando con la CIA” y cuyo propósito era el de “ajustar todas nuestras acciones de tal manera que se acelerara el desarrollo de una oposición en Cuba que produjera un cambio en el Gobierno cubano resultante en un nuevo Gobierno favorable a los intereses de EE. UU.” (FRUS: 742).[1]
Ya a mediados de 1959 empezaría a gestarse por parte de la CIA la organización, reclutamiento y entrenamiento de quienes protagonizarían en abril de 1961 la invasión por playa Girón.
A principios de marzo de 1960, Eisenhower recortó la cuota azucarera que su país compraría a Cuba, inic