LA HABANA, Cuba.- Javier Delgado Torna es un activista cubano que durante varias décadas ha luchado por la libertad y el fin de la dictadura castrista. El 11 de julio de 2021 (11J), como cientos de miles de cubanos, Javier salió a la calle, en su natal Caibarién, a protestar y a pedir el fin del régimen. Ese mismo día, a las 12 de la noche, fue apresado por la policía política, para luego, tal y como explica su hija Adriana Delgado: “ser condenado en primera instancia a cuatro años y seis meses, lo que finalmente quedó en tres años y seis meses, una injusta condena porque mi papá no hizo nada indebido, solo manifestarse de forma pacífica”.
Javier fue sancionado a pesar de la crítica condición de salud que presenta, ya que, precisa Adriana: “tiene una insuficiencia cardiaca, su corazón está en muy mal estado, al punto de que en el año 2020 el cardiólogo dijo que a él tenían que hacerle un transplante de corazón, cirujía que en Cuba es muy difícil de realizar, además de que a mi padre le falta uno de sus brazos”. Javier es, además, hipertenso, diabético y sumado a las enfermedades que ya padecía han surgido otras como mal funcionamiento de los riñones y “unas manchas que le han salido en la piel, que pudieran ser producto de la mala circulación”.
—Por la delicada salud de tu padre se le otorgó una licencia extrapenal, ¿qué pasó con este beneficio?
—Él estuvo de licencia extrapenal desde el 2022 hasta junio de 2023, según ellos le negaron seguir con esta condición porque no había sentido el rigor de la sanción. Luego de esta derogación yo hice una súplica que también fue negada de forma rotunda. Recientemente la abogada volvió a hacer el proceso de licencia extrapenal y libertad condicional para ver si alguno de los dos es aceptado, porque lo cierto es que su estado de salud es bien complicado y a él le siguen faltando medicamentos. Hasta el otro día estuvo en falta el carvedilol, así que tengo que andar tratando de conseguirlo en cualquier parte porque a él no puede faltarle ese medicamento.
—¿Y su estado de ánimo?
— El clínico que lo atiende me ha dicho que mi papá está muy estresado porque, imagínate, él quiere estar libre y está privado de la libertad.
—Pero, ese estrés también está relacionado contigo y con tu pequeña hija… ¿Cierto?
—Sí, claro, después que a él se lo llevaron preso mi niña se ha quedado muy triste y mi papá lo sabe, él siempre estaba con nosotras. Tanto para mi hijita como para mí él es lo más importante, no solo es mi papá, él es como si fuera el padre de la niña también y siempre ha sido nuestra principal ayuda económica. Él tiene delirio con nosotras, así que su estado anímico no puede ser el mejor.
—¿Puedes describirme cómo es la vida familiar después de la condena de tu papá?
—La vida familiar después de la condena de mi papá ha sido muy difícil, él nunca se separaba de nosotras, la niña sobre todo lo extraña mucho y pregunta por él constantemente. Yo le he tenido que decir que él está en una escuela porque me resulta muy triste y duro decirle que está preso. Cada vez que toca una visita a prisión ella quiere ir y me dice que quiere ver a su abuelito, que quiere ir a la escuela donde está su abuelito y cuando nos despedimos de él, ella se va c