A caballo llegó la primera victoria de la final

Un juego de pelota es mucho más que batear, lanzar o fildear. El beisbol es una maquinaria que exige, de cara al triunfo, de un engranaje casi perfecto para agotar sus infinitas posibilidades de realización táctica. Ayer, en el primer juego de la final de la temporada entre Granma y Matanzas, ese mecanismo integrador fue el que les permitió a los campeones defensores estrenarse con victoria.

Habíamos afirmado la víspera que los Alazanes hoy cubren un mayor espectro para partidos de este tipo, pues la versatilidad de su ofensiva es superior a la de sus adversarios, y su pitcheo tiene mucho menos fisuras en todos sus roles.

Esa es la razón de los 17 imparables frente a los yumurinos. Los granmenses poseen bates de fuerza y hombres de mucho tacto y velocidad en las almohadillas que descolocaron al abridor –Renner Rivero– de los Cocodrilos, lo cual era una de las claves del éxito. Él no pudo pasar del segundo capítulo, en el que le dieron cuatro imparables –tres de ellos, además, convertidos en materia prima de las cinco carreras– de los tres últimos hombres de la alineación, quienes anotaron un trío de esos registros.

Cumplido el objetivo de sacar temprano al iniciador del choque, se abrieron las heridas de los del Pantano, pues en los play off, hasta ayer, solo habían empleado a los encargados de las aperturas, más Noelvis Entenza y Naykel Cruz en los relevos. Pero este viernes el ataque de la caballería les impidió traer al primero, pues tendrían que hacerlo debajo en el marcador.

Del otro lado está la sabia conducción de dejar caminar al abridor por parte del alto mando de los equinos orientales. César García realizó 44 envíos en el inning de apertura, pero la dirección de los Alazanes ni se inmutó. Salió de ese adverso prólogo, y a partir de ese momento permitió otros cuatro imparables para tolerar seis en total. Si le pegaron el juego (6-4) es porque Erisbel Arruebarruena está fuera de la órbita de nuestras series nacionales, y le mandó la pelota a las gradas del jardín izquierdo.

Luego vino lo planificado: Kelbis Rodríguez, ya con marcador abierto, para cumplir con las últimas tres entradas. Este es un elenco que prepara sus finales y las sabe ganar, y que es casi invencible en sus predios, como acertadamente apuntó el colega Osviel Castro Medel, al recordarnos que, con el de ayer, son 13 desafíos consecutivos ganados por ese elenco en play off, actuando en casa. Esa es una cifra que iguala el récord de otro grande, Santiago de Cuba.

A propósito, también en la presente postemporada estos dos elencos no han perdido un juego cuando son anfitriones.

Pero coincidimos con el mentor de la caballería en que «esta no debe ser la tónica de la serie por el título. Estamos frente a un equipo que ha demostrado su firmeza en el terreno, con peloteros que te pueden cambiar el partido en un abrir y cerrar de ojos».

Polémica fue la decisión del timonel rojo de pasar dos veces a Carlos Benítez para trabajar al hombre que más impulsa en Granma, Iván Prieto, y las dos veces el receptor fletó a sus compañeros que estaban en los senderos. En favor de Ferrer, hay consignar que las únicas dos veces que no pudo enviar al cuarto bate a la inicial, este propulsó a los hombres que encontró en bases. No somos mentores, pero hubiéramos hecho lo mismo.

Al final del choque, en la conferencia de prensa, Prieto, quien lleva ya 15 remolcadas en la postemporada, expresó: «desde que me pusieron quinto bate sabía que me iban a lanzar más a mí que a un bateador tan temido como Benítez. Lo que he hecho es prepararme para cada turno, y lo hago desde antes de llegar a home, mediante la observación, así he podido cumplir».

El enmascarado recordó que  justo en la fecha de la victoria, el Alazán mayor, Alfredo Despaigne, cumplía años, y dijo que ese era el regalo de sus compañeros.

Ambos directores ratificaron a sus abridores para hoy. Armando Ferrer enviará al zurdo Yamichel Pérez, y Martí a otro de esa mano, Leandro Martínez.

ANOTACIÓN POR ENTRADAS