Cuba es su pueblo, el que trabaja, como nos dijo Fidel, para hoy y para mañana, para esta generación y para las venideras, porque «hay que sentar sobre bases firmes el futuro grandioso de la Patria».
Por eso Cuba es futuro. Este 1ro. de Mayo sus plazas fueron un mosaico de rostros. Vimos los trazos de los años consagrados, la pujanza de sus jóvenes, la de sus mujeres y la ternura de niñas y niños. Hay Cuba socialista para rato, porque, como vive en Revolución, es eternamente joven, continuadora y querida por su gente, y por esos amigos que, en miles, llegaron de todo el mundo para marchar por la paz y la alegría.
Cual acuarela teje sus colores de belleza y sensibilidad, pues no hay obra humana en este pedazo del Caribe, por difíciles que sean las circunstancias, sin esos atributos. Por ellos volvimos a las plazas, como pueblo sano, inscrito en esas cualidades que bordaron de vida el triunfo sobre la COVID-19. Regresamos a las plazas el 1ro. de Mayo por nuestros científicos, nuestros médicos, nuestros técnicos de laboratorio, nuestros estudiantes, trabajadores y pueblo. Y claro que sí, por una sabia conducción del país, que puso en la participación y la responsabilidad sus piedras angulares: fueron las cubanas y los cubanos los que obraron la proeza. Así lo hubieran hecho Fidel y Raúl.
Es firmeza. Por eso su 1ro. de Mayo es diferente, pues aun cuando la fotografía de sentimientos se parece, ella se expresa, cualesquiera sean los escenarios. Esta Cuba les duele, y mucho, a los que bloquean, difaman y odian. Infarta a quienes, sobre una maquinaria de mentiras, hacen creer al mundo que eso no sucede en sus calles. Han de estar rabiando y exprimiéndose los sesos para envolver, en su venenosa telaraña, sus nuevas falacias. Esta les duele a los que creyeron que la pandemia desaparecería a la Revolución socialista más combativa, la que más ha tenido que enfrentar las fauces del imperio y la que más lo ha vencido.
Cuba es amor y resistencia creativa, tres palabras a las que los embusteros les temen, sí, porque no las entienden, ni en español ni en cualquier idioma, aquellos que mandan a matar. La mala noticia para ellos, de la cual tuvieron ya un adelanto cuando el verde caimán se llenó este 1ro. de Mayo de esos tres vocablos, es que ellos significan que Cuba es victoria.
Este domingo, el pecho de la Patria orgullosa se abrió para palpitar con la emoción de sabernos guiados, en su seno, por Fidel. Y vibró al ver a Raúl, como lo aseguró, «listo, con el pie en el estribo, para defender a la Patria, la Revolución y el socialismo con más fuerza que nunca». Al pasar frente a su invicto uniforme verde olivo, y ante Díaz-Canel, Cuba recordó aquella frase suya: «¡Qué clase de pueblo tenemos!».
