Desde el centro de México, la ruta más corta hacia la frontera de EE. UU. es el sur de Texas. Pero, cruzar la línea divisoria en ese estado norteño solo es posible a través de puentes fronterizos, porque el Río Bravo fluye a lo largo de toda la frontera sur. Sin embargo, miles de migrantes, muchos de ellos cubanos, eligen cruzar el río en lugar de entregase en los pasos internacionales (que se encuentran cerrados) en un intento de evitar los controles migratorios mexicanos y agilizar la entrada a Estados Unidos. Para ello se exponen a muchos peligros.
El río en la frontera Estados Unidos – México
Una extensa línea de 3 142 kilómetros (km) separa a Estados Unidos de México. Cerca de 1 000 km constituyen una franja terrestre y los restantes 2 018 km son una frontera fluvial.
La franja terrestre se extiende a través de los estados California, Arizona y Nuevo México (en territorio estadounidense) y de Baja California Norte, Sonora y parte de Chihuahua (en el lado azteca). La tercera parte de esta (más de 1 000 km) se encuentra resguardada por algún tipo de muro o valla metálica, en lo fundamental en zonas urbanas.
El resto de la línea fronteriza la traza el curso fluvial del Río Bravo —o Río Bravo del Norte como se le llama en México, o Río Grande como también se le conoce en Estados Unidos—. Nace en las Montañas de San Juan (estado de Colorado) y su ancho oscila entre 5 y 15 metros en sus distintos tramos. Sigue un curso total de cerca de 3 060 kilómetros, hasta su desembocadura en aguas del Océano Atlántico, en el Golfo de México.
El Río Bravo fluye desde su nacimiento con dirección sureste atravesando Colorado (280 km) y Nuevo México (760 km) dentro de territorio norteño. Y a partir de las localidades El Paso y Ciudad Juárez, en México, su cauce da continuidad a la franja terrestre en el dibujo de la frontera entre ambas naciones.
Según información emitida por el Gobierno mexicano, existen 20 cruces internacionales en la frontera terrestre y 36 puentes sobre el Río Bravo desde El Paso hasta el Golfo.
Un reporte del diario norteamericano The Washington Post identificó el paso en Del Río en el estado Coahuila como el punto fronterizo con Texas por el que más cubanos se entregaron a las autoridades migratorias en marzo de 2022.
Sin embargo, el tramo que va desde el cruce de Del Río hasta el de Brownsville (pasando por los de Eagle Pass, Laredo y McAllen) es reconocido como el más peligroso para cruzar a través del afluente y, por ello, no resulta el más recomendable. La razón es que en este tramo se ubican las dos presas internacionales La Amistad y Falcón.
La Amistad tiene una capacidad de almacenamiento de 7 050 millones de metros cúbicos. Es la sexta presa más grande de México y está ubicada en Ciudad Acuña, en el estado Coahuila. La Falcón, por su parte, se localiza sobre el Río Bravo a 120 km aguas abajo de la ciudad Nuevo Laredo, en el estado Tamaulipas. Entre estas presas se realizan trasvases de agua (La Amistad libera un caudal de aguas que llega a la Falcón) que se mueven a través del Bravo.
Aunque el río se reconoce como no navegable —excepto para embarcaciones pequeñas— debido a su escasa profundidad, cercana a los 45 centímetros (cm), un trasvase incrementa el volumen de las aguas por encima del metro de profundidad. Además, se arrastran mayor cantidad de ramas o fragmentos de árboles o plantas, y fuertes corrientes que son generadas por la liberación del caudal.
La realización de estos trasvases es anunciada con antelación por las autoridades de Protección Civil del Gobierno del Estado a través de los medios locales y las páginas oficiales. A inicios de marzo de 2022, se informó la más reciente y se alertó que esta provocaría una creciente sostenida durante todo el mes.
De forma habitual, La Amistad libera alrededor de 80 metros cúbicos por segundo (m3/s) de agua al Bravo. Según ha explicado Bryan Kemmett, agente a cargo de la sección de Eagle Pass, los niveles del río, aguas abajo de la presa, se elevan hasta 90 centímetros por encima del cauce tradicional, cuando esta es abierta para irrigar los cultivos y suministrar energía eléctrica.
Según información ofrecida por el medio británico BBC, en época de lluvias (entre abril y octubre) la presa libera parte de su caudal para reducir el nivel del agua y genera crecidas súbitas, que aumentan la peligrosidad del río cerca de los pasos Eagle Pass y Laredo. A partir de 2014 la cercana zona de McAllen encabezó el número de muertes registradas en toda la frontera.
Experiencias vividas por cubanos en este tramo del río confirman los registros oficiales.
En junio de 2020, la familia del cubano Carlos Jorge Tomas Reyes de 23 años de edad confirmó el hallazgo sin vida de su cuerpo, cuatro días después de que intentara pasar a nado el Río Grande por la zona fronteriza de Reynosa, junto a dos amigos.
A inicios de marzo del año en curso, tuvo una amplia repercusión en redes sociales la historia del cubano Guillermo Alan Matos, de 33 años, procedente de Uruguay; quien perdió a su esposa de 25 años y a su hijo de 4, arrastrados de forma letal por la corriente del río, en Ciudad Acuña, Coahuila, mientras intentaban cruzarlo. Solo Guillermo Alan pudo retroceder con vida a la rivera mexicana.
Fue noticia también a fines del mismo mes que una niña y su madre, ambas cubanas, lograron llegar a salvo a la orilla opuesta, solo gracias a la ayuda del coterráneo Jorge Carlos Santana Dumont, quien logró salvar sus vidas al impedir que fueran arrastradas por las aguas del río.
Tan solo en la última semana de marzo de 2022, las autoridades mexicanas interceptaron a 14 migrantes que se encontraban atrapados en el afluente, además de recuperar dos cuerpos del cauce, ambos de nacionalidad cubana. Los dos fallecidos eran José Luis González, padre, y su hijo Luis Miguel González Sáez, de 55 y 20 años. Trataron de cruzar hacia Estados Unidos por la localidad Piedras Negras, a través del Bravo; sin embargo, la corriente los arrastró a los dos.
La noticia más reciente sobre hechos semejantes fue publicada este 15 de abril. Según informó el Instituto Nacional de Migración mexicano, miembros de su Grupo Beta rescataron a una madre y su hijo menor de edad, ambos cubanos, que intentaban cruzar a Estados Unidos y quedaron varados en la mitad del río Bravo a causa de las fuertes corrientes.
El Bravo: más riesgos que ventajas
El Bravo, en términos generales, se muestra apacible a simple vista, pero infunde una confianza engañosa a quienes optan por cruzarlo. De tal forma, ha causado la muerte a más de 1 000 personas desde 2016 hasta el cierre de marzo de 2022, según datos de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM). Es el segundo cruce más peligroso para migrantes que intentan llegar a EE. UU., después del desierto de Arizona.
Por ello, el agente Bryan Kemmett ha instado a los migrantes a no cruzar sin portar, al menos, un chaleco salvavidas. Aunque, Omar Enríquez Sánchez, director de Protección Civil, ha sido más radical al advertir “a los migrantes mexicanos y centroamericanos (que) no ingresen al río (porque) es muy peligroso”.
Este último basa su alerta en el hecho de que el río posee un lecho cavernoso que genera remolinos capaces de succionar a una persona o de impedirle avanzar en el nado o el movimiento. También porque registra la presencia de gran número de bancos de arena en algunas zonas, donde el lecho se hunde inesperadamente hasta 2.5 metros.
Otro elemento importante a tener en cuenta es la acumulación de escombros, balsas inflables y flotadores de espuma que los migrantes usan para no hundirse y luego abandonan. Estos se quedan en las riberas y el lecho del río y pueden tornarse obstáculos para los nadadores dentro de las aguas.
De forma adicional, los agentes de la Patrulla Fronteriza y los oficiales del Grupo Beta del Instituto Nacional de Migración (INM) confirman la presencia de cocodrilos. Aunque hasta la fecha ninguna autoridad ha notificado de forma oficial el ataque directo de estos animales a los seres humanos.
Para los migrantes internacionales procedentes de la mayoría de los países de Centroamérica, América del Sur y el Caribe, el afluente es la única posibilidad, no siempre alcanzable, de acceder al país norteño sin ser detenidos por las autoridades fronterizas y deportados. No es este el caso de los cubanos, quienes al entregarse en los cruces fronterizos establecidos cuentan con superiores probabilidades de no ser devueltos a la isla.
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