En su obra culta y cautivadora Cuando el beisbol se parece al cine, Norberto Codina, entre los pasajes mágicos que nos narra sobre este deporte, nos recuerda algunas frases que hicieron época. Una de ellas fue la del jugador Damaso Blanco, quien debutara en mayo de 1972 con los Gigantes de San Francisco. Él dijo que «el beisbol es una partitura que cada quien ejecuta como puede».
Este domingo Erluis Blanco tomó la batuta de director de orquesta y regaló una sinfonía de pitcheo que embelesó los bates cienfuegueros. Después de 11 series nacionales, en las cuales tenía 22 triunfos y 16 derrotas, y casi tantos ponches como boletos (242 por 227), ha tenido su mejor presentación, pues pudo ejecutar una de las más complejas composiciones beisboleras: lanzar un juego de cero jits cero carreras.
Que fue ante Cienfuegos, último lugar de la tabla de posiciones; que lo hizo en cinco capítulos porque su equipo, los Alazanes de Granma, entregaron otro concierto, pero de percusión, con la fuerza de sus maderos, solo podría allanarle el camino, pero nadie le puede quitar el mérito. Completar un desafío de estas características es siempre una hazaña, cualesquiera que sean las circunstancias o el rival.
Fue ese el cero jit cero carreras número 56 en los clásicos cubanos, y como la pelota siempre guarda sus recompensas, este llegó desde el mismo equipo que había recibido el último partido de este tipo, porque Granma salió derrotado por esa vía el 4 de noviembre de 2020, en la 60 Serie Nacional, debido a las indescifrables serpentinas del yumurino Noelvis Entenza. Aquel choque tampoco fue de nueve episodios, pues se trataba del segundo de un doble programa, por lo que se pactó a siete entradas.
Y el de Blanco no terminó en juego perfecto, aunque fuera de cinco innings, porque faltando dos outs, le concedió boleto a José Manuel Borroto, el único hombre que le llegó a las almohadillas.
Así cerró la semana la pelota –con el pitcher espirituano José E. Santos elegido como el más valioso–, y que hoy regresa para reabrir sus puertas con el plato beisbolero más sugerente. En el Latinoamericano se miden los históricos rivales: Santiago de Cuba e Industriales, el bien llamado clásico nacional de este deporte. Y llega en un momento crucial, pues los Leones necesitan vencer para quedarse en la zona de clasificación, a la que regresaron el domingo, y las Avispas buscan consolidarse en una campaña que, por el bien de la temporada, ha tenido a ese conjunto como protagonista. Se trata de un espectáculo que de seguro abarrotará el templo de la pelota cubana desde hoy hasta el jueves.
Según los jóvenes del team vívela, estos equipos se han enfrentado en 200 duelos, con balance favorable a los Leones, de 105 por 95, y en la presente campaña el cotejo está igualado a uno por bando.
Industriales, con 301, posee la sexta ofensiva del torneo con 25 jonrones (décimo); mientras Santiago de Cuba compila 287 (puesto diez), pero su producción de largometrajes es de las mejores, pues sus 38 cuadrangulares solo son superados por los 39 de Ciego de Ávila. En la efectividad desde la lomita, los azules son ligeramente superiores, con 4,88 por 4,95 carreras limpias por juego, aunque los lanzadores indómitos son un poquito más controlados que sus oponentes, al conceder 4,40 boletos por encuentro, por 4,91 los de la capital. Ambos han tenido grandes deudas defensivas: el indicador de 963 que poseen únicamente es mejor que el de Artemisa (962), el más deficiente de la justa. Numeritos aparte, a las dos novenas las esperamos en el terreno para disfrutarlas.