De nuestra experiencia como director en el programa Juventud 2000 de Radio Progreso durante más de 20 años, conservo gratos recuerdos en lo referente a la relación con la audiencia que nos seguía.
Una revista musical en vivo con dos horas y medias de duración todos los días, es mucho más que dar noticias y poner música. Es la certeza de poder contribuir a la formación cultural del oyente a partir de una multiplicidad de propuestas que incidan en semejante propósito. Pero por elevadas que sean nuestras inquietudes, si no contamos con la exclusividad de una voz que las logra materializar a cabalidad, Juventud 2000 no hubiera alcanzado la categoría de leyenda que le distingue en la programación radial de nuestro país.
Y no se trata solamente de un asunto que recoge la esmerada dicción del conductor ni de su coherente capacidad para asimilar las orientaciones precisas en cada momento de la transmisión, sino sobre todo por sus condiciones de singular ser humano. Durante prácticamente cuatro décadas, todo un récord, distintas generaciones de cubanos hemos sido testigos del encanto personal como conductora de Marta Verónica Marcer en el gustado espacio radial.
Si muchos nos sintonizan para estar informados además de escuchar buena música, hay otro atractivo adicional que es el de dejarnos cautivar por su impronta en el programa. Es la posibilidad de sentirnos acompañados por la agradable presencia de un hablar tan cálido como para habituarnos al nivel de íntima familiaridad que Marta reclama entre sus oyentes.
Sin embargo, estamos en momentos donde nuestra icónica locutora se acoge al merecido descanso, pero se retira con la satisfacción del excelente desempeño profesional desplegado a través de años.
Su nombre figura con todo derecho, entre los de las encumbradas personalidades de la radio cubana que han enaltecido el papel del locutor, pero sobre todo por haberle entregado tanta alegría al pueblo que la escucha. Y eso querida Marta, eso significa acceder a un privilegio mayor del cual tienes que estar orgullosa toda la vida.