Camagüey.–Tras más de cinco décadas de fecunda trayectoria, la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz exhibe hoy resultados notables en la formación de profesionales altamente calificados y en el quehacer científico-investigativo.
Ello supone una influencia cada vez más activa, a instancias territorial y nacional, en la búsqueda de soluciones a los problemas relacionados con la producción y los servicios, que inciden en el desarrollo socioeconómico del país.
De año en año se amplían y consolidan los vínculos de trabajo de la institución con organismos y empresas para encontrar respuestas a los múltiples desafíos.
Fruto de una bien concebida proyección internacional, han crecido también las relaciones de colaboración con universidades y centros de investigación de varios países.
La casa de altos estudios involucra a todo su claustro, integrado hoy por 1 532 profesores, entre ellos 308 doctores en Ciencias de las diez facultades y 53 carreras.
POR RESULTADOS MUCHO MÁS ROBUSTOS
El rector de la universidad camagüeyana, Santiago Lajes Choy, informó que en el centro de enseñanza superior se ejecutan 113 proyectos en sus diferentes categorías, los cuales responden en la actualidad a 14 líneas de investigación bien definidas.
«Se trata –precisó– de estudios científicos en casi todas las ramas del saber, entre estas, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), la biotecnología, la agroindustria, el medio ambiente, la energía, el turismo y la conservación del patrimonio».
Se suman los asuntos relacionados con las construcciones y la vivienda, los viales, el desarrollo socioeconómico, la defensa del país, la educación, la cultura física y las ciencias básicas.
Refiere el rector que de todas las líneas de investigación hay dos que son transversales al resto: las tic y el medio ambiente, pues no hay estudio que no exija hoy un enfoque ambiental y un soporte técnico para la informatización de los procesos.
«Ello permite –comentó Lajes Choy– llevar adelante la gestión científica de manera integrada en la búsqueda de resultados mucho más robustos y que, a partir de una correcta evaluación técnica y económica, puedan ser introducidos con mayor agilidad».
CAMARONES EN LA MIRA DE LA CIENCIA
La camaronicultura constituye uno de los escenarios de la estrecha colaboración entre investigadores y productores, dirigida a potenciar ese importante rubro exportable sobre la base de aportes concretos en materia de nutrición y de salud animal.
Además de la universidad agramontina, en el proyecto de alta pertinencia científica participan la unidad empresarial Cultisur, en Santa Cruz del Sur, y el centro de desove del camarón Yaguacán, situado en la provincia de Cienfuegos.
El vicerrector, Amílcar Arenal Cruz, explicó que se trabaja en la disminución del pienso importado, uno de los elementos principales del costo de producción en ese sector, y en la resistencia de los crustáceos a determinadas enfermedades.
Entre otras alternativas, el programa promueve el uso de probióticos: microorganismos vivos que aumentan la resistencia a las infecciones bacterianas, algunas de las cuales causan la muerte masiva del crustáceo con su secuela de pérdidas económicas.
Según el especialista, la introducción de esa práctica amigable con el medio ambiente mejora el estado nutricional del camarón y se aprovecha el alimento por los animales, lo que incide en el incremento de la productividad de todo el proceso.
A medida que avance el proyecto, se podrá disponer de larvas de mayor calidad y más fuertes desde el punto de vista inmunológico, con un impacto directo en la producción de las cinco entidades que en el país se dedican al engorde del crustáceo.
TÉCNICAS DE PRECISIÓN A FAVOR DE LA GANADERÍA
Otra de las investigaciones más ambiciosas tiene que ver con la introducción de un programa de manejo de la salud de los rebaños, que emplea técnicas de precisión en el estudio del estado físico de los animales y de las condiciones ambientales.
Ello es fruto de un proyecto de colaboración internacional, dirigido a mejorar el potencial de producción de leche y de carne vacuna, con mayor énfasis en la cuenca ganadera que conforman los municipios de Camagüey, Jimaguayú, Sibanicú y Guáimaro.
Mediante el empleo de dispositivos de última generación se prevé medir en los animales, de manera constante, variables relacionadas con las funciones fisiológicas, la actividad física, el peso y la conducta e interacción de estos con el entorno.
Profesores de la Facultad de Ciencias Agropecuarias aseguran que su correcta aplicación debe incidir igualmente en la detección del periodo de celo en las vacas, en un mejor empleo de la inseminación artificial y en el logro de partos oportunos y seguros.
Hoy se cuenta con 200 de estos dispositivos, los cuales se colocarán en rebaños de cuatro fincas de Jimaguayú, para de manera gradual avanzar en la solución de uno de los principales problemas de la ganadería: el alto número de hembras vacías.
Con similar empeño se trabaja también en el mejoramiento de la nutrición de los bovinos, a partir de la introducción de mejores variedades de pastos, como la Mulato II, y del empleo de derivados de la industria azucarera y subproductos orgánicos de la agricultura.
AVAL PARA PROYECTOS PROMISORIOS
«Esos y otros muchos programas –aseguró Pablo Galindo Llanes, vicerrector de Investigaciones– constituyen una muestra de la seriedad y la profesionalidad en la gestión de la actividad de proyectos de la Universidad de Camagüey, en el área internacional».
De ello dan fe los lazos de cooperación forjados, desde 2019, con la Universidad de Estudios Internacionales de Hebei, en la República Popular China, por solo citar un ejemplo, entre la treintena de países con los cuales mantiene estrecha relación.
Fruto de esa alianza está prevista, en junio, la apertura en esa nación del Instituto de Investigaciones en Inteligencia Artificial, proyecto que lidera la universidad agramontina y en el que participan varios centros de la educación superior de Cuba.
Según información ofrecida a la prensa por su coordinadora, Yailé Caballero Mota, ya concluyó la obra civil del Instituto y en estos momentos se acondicionan los locales y se equipan los laboratorios con altas prestaciones tecnológicas.
«Con ese tipo de colaboración, subrayó Galindo Llanes, se demuestra cómo a partir de las capacidades de las universidades es posible lograr un impacto en programas estratégicos para el país desde un enfoque integrador, multidisciplinario y transdisciplinario».
Poco más de medio siglo después de fundada, la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz vive a plenitud su mayoría de edad, conocedora de sus fortalezas, también de sus debilidades, sin perder jamás el horizonte en su misión formadora.