La diplomacia rusa bien sabe cuán mentirosos son los grandes medios occidentales que «fabricaron» una presunta agresión contra Ucrania.
Junto a las torpes patrañas mediáticas, EE. UU. –siempre a la cabeza en casos como estos–, y varios de sus fundamentales seguidores europeos, mencionaban la fecha exacta –según ellos– de la invasión rusa, así como la cantidad de muertos ucranianos que causaría y otros tantos supuestos cuyo único fin era provocar a Rusia y tener preparada una andanada de nuevas y mayores sanciones, en caso de sonar un disparo, aunque fuera del lado ucraniano.
Por todo ello, el regreso a sus unidades de los militares que habían participado en las maniobras programadas, ha querido mostrarse como una debilidad rusa ante la «firmeza» de quienes, desde Washington y la OTAN, apoyan a Ucrania ante una posible agresión de la nación vecina.
Parece que, tanto los medios que piden sangre como los gobiernos y las entidades encaprichados en las guerras, no conocen una máxima dentro de las fuerzas armadas de cada país: las maniobras sistemáticas, ya sean aéreas, navales o terrestres, son ejecutadas para fortalecer tácticas y estrategias en defensa de sus territorios. Eso hace Rusia y, esta vez, como en otras oportunidades, también participan fuerzas y medios militares de países amigos o cercanos.
En tal caso, como estaba previsto, una vez comprobada cada maniobra, esas fuerzas y medios regresan a sus unidades respectivas… pero, lógicamente, más preparados y alertas.
Es válido el pedido –irónico, pero necesario– que hiciera el miércoles la portavoz de Exteriores de Rusia, María Zajárova, quien exhortó a los que llamó «medios de desinformación» de EE. UU. y Gran Bretaña, fundamentalmente, a que anuncien los «horarios de las supuestas invasiones rusas para 2022», de manera que no afecte la «planificación de sus vacaciones».
Pero, aun con todas las acciones del Kremlin para limar las tensiones en el conflicto ucraniano, este 16 de febrero se supo que EE. UU. ha agrupado un considerable contingente militar en Europa para mantener una permanente amenaza contra Rusia.
En tal sentido, el subsecretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Mijaíl Popov, en declaraciones al medio Rossíiskaya Gazeta, dijo que se trata de más de 60 000 efectivos militares, 200 carros de combate y unos 150 aviones de guerra. Recalcó que en los últimos siete años, la cantidad de fuerzas terrestres de EE. UU., dislocadas en Europa, ha crecido un 30 %, y la maquinaria militar es cuatro veces superior. En ese jueguito a la guerra, EE. UU. invierte entre 3 000 y 4 000 millones de dólares anuales, salidos del bolsillo de los contribuyentes. Mientras, Ucrania aumenta sus deudas con su mentor en este conflicto.