Los medios de comunicación de Estados Unidos cubrieron las protestas en Cuba con un matiz “más negativo” que en Colombia. Ese sesgo es uno de los resultados públicos de un análisis que evaluó cómo The New York Times y The Washington Post informaron sobre las manifestaciones acontecidas en ambos países.
De acuerdo con una nota publicada por el Congreso Norteamericano sobre América Latina (Nacla, por sus siglas en inglés), la investigación realizada por Mikael Wolfe y Jessica Femenias de la Universidad de Standford, demostró que los medios corporativos estadounidenses establecen, en gran medida, los términos del debate en torno a la política exterior del país, al determinar cómo las audiencias y los políticos norteamericanos y del ámbito internacional perciben las acciones del gobierno cubano.
Para llegar a esa tesis, los autores del estudio, examinaron la cobertura de las protestas en Cuba del 11 de julio y los disturbios en Colombia iniciados diez semanas antes, el 28 de abril, durante un período de seis a ocho semanas desde el día en que estallaron las protestas en cada nación. La siguiente tabla muestra los resultados cuantitativos y cualitativos del análisis:
A pesar de que los disturbios en Colombia tuvieron una mayor duración y fueron altamente reprimidos por el Gobierno y sus fuerzas del orden, es notable el interés de la Administración estadounidense por criminalizar a Cuba.
Diez semanas después de que continuara la represión en Colombia-precisa la nota de Nacla-Biden ni siquiera había amenazado con suspender ninguna parte de los 460 millones de dólares en ayuda estadounidense destinados a ese país para el año fiscal 2021. Sin embargo, apenas un día después del 11 de julio, Biden no solo condenó al gobierno cubano, sino que también reforzó las sanciones en su contra, una decisión que se produjo después de que la Asamblea General de Naciones Unidas condenara abrumadoramente el embargo estadounidense en una votación en la cual, Estados Unidos e Israel fueron los únicos países que votaron en contra, mientras Brasil, Ucrania y Colombia se abstuvieron.
Aunque las protestas en Colombia persistieron durante cinco días antes de que cualquiera de los periódicos informara al respecto, la cobertura sobre Cuba comenzó pocas horas después de iniciadas las protestas atrayendo “una atención desproporcionada: 13 artículos para Cuba versus 12 para Colombia en The New York Times y 36 artículos para Cuba versus solo 13 para Colombia en The Washington Post”.
Según la investigación, cualitativamente, también hubo una marcada diferencia. La cobertura de noticias y los comentarios en ambos periódicos utilizaron descripciones mucho más positivas para los manifestantes cubanos, catalogados como “valientes”, “intrépidos”, “oprimidos”, “pacíficos”, “pidiendo/anhelando/luchando por la libertad” y “pro-democracia”. Casi todos los artículos expresaron su solidaridad con los manifestantes, incluidas las noticias, como el titular ” ‘Se ha encendido la chispa’: los disidentes cubanos se sienten envalentonados a pesar de la represión”.
En contraste, las descripciones del gobierno cubano fueron casi todas negativas al llamársele “autoritario”, “draconiano”, “autocrático”, “dictadura”, “represivo”, “matón”, “totalitario” y “estado policial”.
Además, aunque el gobierno nacional controla la policía en ambos países, solo la policía cubana fue tratada como representante de la actitud del gobierno hacia sus ciudadanos. En Colombia, se describió a la policía como fuera del control del gobierno, como en el titular de The Post “ La policía de Colombia está reprimiendo las protestas. Eso puede ser contraproducente”.
Otro criterio importante en la investigación fue examinar cómo las notas de prensa describían la política estadounidense hacia los dos países. El impacto del bloqueo estadounidense impuesto a Cuba hace más de 60 años fue descartado “como una causa secundaria de las protestas o como propaganda del gobierno cubano que buscaba desviar la atención de las acciones estatales que contribuyeron al descontento popular”. En cambio, ninguno de los dos periódicos publicó un artículo que evaluara las consecuencias de las sanciones estadounidenses que exacerban los efectos sociales y económicos de la COVID-19, declarados por Cuba como la principal causa de las protestas.
La cobertura del Post y el Times de Colombia pasó por alto en su mayoría cualquier participación de los Estados Unidos. Con la notable excepción de un artículo de opinión publicado en The Post, pocos artículos y comentarios mencionaron, y mucho menos investigaron de forma independiente, el hecho bien documentado de que décadas de ayuda y entrenamiento militar de Estados Unidos han contribuido a las violaciones de los derechos humanos por parte del gobierno colombiano. Un artículo de noticias en The Post tituló “Las fuerzas de seguridad represivas de Duque han fallado a Colombia”, incluso sugirió erróneamente que la ayuda estadounidense había mejorado la conducta policial de Colombia durante un tiempo.
En realidad, la diferencia entre la cobertura informativa conservadora y liberal de Estados Unidos sobre Cuba es de grado, no de tipo, porque ambos defienden sin duda los imperativos de la política exterior de Estados Unidos.
(Tomado de Cubaperiodistas)