Esta semana fueron juzgadas 66 personas en Cuba, de las cuales 14 son adolescentes, por su participación en las protestas del 11 de julio. Los procesos quedaron vistos para sentencia.
“A los tres procesos avanzados anteriormente, los de Holguín, Santa Clara y La Habana, los activistas han añadido un cuarto juicio en Mayabeque del que previamente no tenían constancia. El Gobierno cubano no difunde generalmente información sobre los procesos penales vinculados al 11 de julio y la prensa oficial tampoco reporta sobre estos juicios, que no son públicos”, explica un despacho de la agencia EFE.
La agencia española dijo que el mayor de los procesos de esta semana tuvo lugar en Holguín, donde se juzgó hasta este viernes en una causa común a 21 personas, con solicitudes de hasta 30 años para cuatro de ellos por presuntos delitos de sedición y que en Mayabeque se juzgó a nueve personas y se mantuvo la petición de 25 años de cárcel contra Maikel Puig Bergolla, al que se le imputan media docena de presuntos delitos, incluida la tentativa de asesinato.
Su defensa pidió la absolución. “Quedó más que comprobada la inocencia de Maikel”, aseguró a Efe tras el fin del juicio la esposa de Puig Bergolla, Saily. La mujer denunció “contradicciones” en los testigos de la Fiscalía, “mentiras” y la presentación de declaraciones firmadas de testigos que se evidenció que habían sido alteradas por las fuerzas de seguridad. El fallo de este proceso se espera también para el próximo 11 de febrero, al igual que el de Holguín.
El diario estadounidense The New York Times consideró que los juicios masivos en Cuba han profundizado la represión.
En un artículo de Anatoly Kurmanaev y Oscar López, en el que se hace referencia a los juicios de esta semana, el diario mencionó que los detenidos en Cuba podrían recibir sentencias de hasta 30 años de cárcel en “los juicios masivos más numerosos y punitivos realizados en la isla desde los primeros años de la revolución”.
El Times precisó que el gobierno cubano no respondió a las solicitudes de comentarios enviadas a través de la oficina de medios extranjeros.
El prestigioso diario destacó que entre los procesados de esta semana hay al menos cinco menores de edad, algunos tan jóvenes como de 16 años, que son parte de los más de 620 detenidos que han enfrentado juicio o ya tienen fecha para ser enjuiciados “por unirse al mayor estallido de descontento popular contra el gobierno comunista desde que se instaló en el poder en 1959″.
“Durante seis décadas, Cuba ha vivido bajo un severo embargo comercial estadounidense. Durante mucho tiempo, el gobierno cubano culpó del desmoronamiento de la economía a Washington, desviando la atención de los efectos de la mala gestión de La Habana y las estrictas limitaciones a las empresas privadas. El 11 de julio estalló una protesta inesperada en la isla, donde miles de personas —muchas de las cuales provenían de los barrios más pobres del país— marcharon en ciudades y pueblos para denunciar la debacle inflacionaria, los cortes de energía y el empeoramiento de la escasez de alimentos y medicamentos. Las escenas de descontento masivo, que fueron muy compartidas en las redes sociales, destrozaron la idea promovida por el liderazgo cubano de que el apoyo popular al Partido Comunista se mantiene, a pesar de las dificultades económicas. Después de la sorpresa inicial, el gobierno respondió con la mayor represión implementada en décadas y envió unidades militares para sofocar las manifestaciones”, indicó el periódico.
Historiadores y activistas dijeron a The New York Times que los líderes cubanos siempre reaccionan con rapidez ante cualquier descontento público, encarcelando a los manifestantes y acosando a los disidentes, pero antes las medidas represivas solían enfocarse en grupos relativamente pequeños de activistas políticos.
“Ahora, por primera vez en décadas, los juicios masivos que comenzaron en diciembre están dirigidos a personas que, en gran medida, no participaban en política antes de salir de sus hogares para unirse a las multitudes que exigían cambios”, indicó el diario.
El periódico destacó los casos de Yosvany García Rosell García Caso, de Holguín, y de Rowland Castillo, quien tenía 17 años en julio, cuando fue detenido por unirse a la manifestación en La Habana
“En 2018, la llegada de Díaz-Canel, de 61 años, a la presidencia generó esperanzas de un cambio gradual en algunos sectores (…) El mandatario no forma parte de la vieja guardia que ascendió al poder con los Castro. En el cargo, trató de simplificar el complicado sistema monetario cubano y aplicó reformas para expandir el sector privado en un intento por mejorar la crisis económica causada por la pandemia, las sanciones impuestas por el gobierno de Trump y la disminución de la ayuda del gobierno venezolano, un aliado socialista de la isla. Pero Díaz-Canel, nacido después de la revolución, no pudo evocar las luchas antiimperialistas de los hermanos Castro para ocultar la crisis del nivel de vida de los cubanos. Y, cuando estallaron las protestas, reaccionó con fuerza”, explicó el diario.