En medio de una aguda crisis alimentaria, funcionarios del Ministerio de Agricultura de Cuba (Minag) y directores de empresas agropecuarias estatales no entregan las tierras cultivables del país a los campesinos que quieren hacerlas producir.
“Como [mismo] tenemos ahora, sin insumos, que sembrar más áreas y buscar más productores, hay que estimular al que lo quiera hacer. En eso tenemos lentitudes con nuestros delegados [de la Agricultura] municipales y provinciales y también con nuestros directores de empresas”, dijo Ydael Jesús Pérez Brito, titular del Minag, durante una comparecencia en la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento cubano).
Según el funcionario, los directivos de empresas estatales “piensan que algunas tierras pueden ser para proyectos futuros y que pueden esperar por un tiempo y quedan ahí, dejándolas ahí ociosas o deficientemente explotadas. ¡Eso no lo podemos permitir!”, concluyó Pérez Brito.
A mediados de abril el régimen cubano anunció 63 medidas para “potenciar la producción de alimentos”, entre ellas la autorización a que los campesinos vendan por su cuenta la carne de res que producen, así como la leche y sus derivados, aunque con condiciones.
Además, el Estado anunció que reduciría las tarifas de electricidad y agua en todas las actividades agropecuarias, que serían “fijas durante todo el año, con independencia de la fluctuación de los precios del petróleo en el mercado internacional y la estructura de generación interna”.
El viceprimer ministro Jorge Luis Tapia Fonseca dijo a medios estatales en abril que el país dispone de más de 10 millones 400 000 hectáreas de tierras, de ellas unos 6 millones 400 755 son agrícolas (58%), y solo 3 millones 120 926 hectáreas están cultivadas.