Los cubanos que nacieron después de 1959 conocieron de Juan Manuel Márquez Rodríguez por los libros de historia. Pero bastaría saber que fue el segundo del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la expedición del yate Granma hace 65 años para colocarlo en la lista de los imprescindibles.
Son conocidas las enormes dificultades del desembarco por una zona de pantanos y manglares el 2 de diciembre de 1956, donde la primera gran prueba de resistencia y valor fue llegar a tierra firme hundiéndose hasta el pecho con cada paso y debiendo dejar por el peso parte de los pertrechos.
En esa difícil marcha de los 82 expedicionarios hasta pisar los inhóspitos parajes del sur oriental, exhaustos por la larga travesía y el mal tiempo, Juan Manuel Márquez y otros siete revolucionarios solo logran reunirse con el resto del grupo hasta dos días después.
Se había perdido el factor sorpresa, por el reporte de un avión de la dictadura de Fulgencio Batista que avistó la nave cuando aún estaba en alta mar, y las acciones de apoyo realizadas el 30 de noviembre en Santiago de Cuba y otros puntos habían sido neutralizadas y puesto en alerta las tropas gubernamentales.
Ya todos en la costa, cerca de la playa Las Coloradas en el municipio de Niquero, deciden atravesar un cañaveral y reponer energías con sus cañas, dejando un rastro que aprovechan las tropas de la dictadura de Fulgencio Batista para seguirlos e intentar cercarlos para entablar combate.
Juan Manuel convence a Fidel Castro de que debía retirarse con los hombres y él se quedó de último para cubrir la retirada de sus compañeros. Finalmente es detectado, combatió fieramente hasta su última bala y fue asesinado a sus 41 años el 15 de diciembre de 1956, hace 65 años.
El segundo jefe del Granma nació en Santa Fe, al oeste de La Habana, el 3 de julio de 1915, hijo de una maestra y un obrero torcedor de tabaco. Desde muy joven conoció la vergonzosa realidad que sufría el pueblo de Cuba y comenzó una intensa vida política en la barriada de Marianao adonde se mudan.
Con 16 años de edad se incorpora al movimiento insurgente contra la tiranía machadista. Tras el fracaso de la insurrección armada, las fuerzas represivas del régimen allanan la casa de Juan Manuel quien, junto a su padre, es conducido a prisión por primera vez. En el municipio de Marianao desarrolla una buena parte de su vida política, pero su obra trasciende los límites locales.
Por sus labores conspirativas, el 8 de abril de 1932, es detenido y conducido al presidio de Isla de Pinos. Con solo 17 años, Juan Manuel era el más joven de todos los presos políticos en el mal llamado Presidio Modelo.
Después de la caída de Machado, la reacción interna en contubernio con Estados Unidos trata de frustrar el impulso revolucionario del pueblo cubano. Juan Manuel, con apenas 18 años, está entre quienes no se dejan frenar y asume la secretaría general del Sector Radical Estudiantil.
El 13 de marzo de 1936 es arrestado nuevamente y sentenciado a ocho años de reclusión en Isla de Pinos, en su segunda vez tras las rejas del Presidio Modelo. Las fuerzas revolucionarias marianenses desatan una fuerte lucha por su libertad y, aunque no logran su absolución, al menos hacen que la condena sea reducida a la mitad. En virtud de una ley de amnistía, Juan Manuel sale de presidio en los últimos días de diciembre de 1937.
En la búsqueda de nuevas trincheras de combate se afilia al Partido Revolucionario Cubano (Auténtico). En las elecciones de junio de 1944, los sectores más radicales del partido y los marianenses con sentimientos progresistas presentan a Juan Manuel como candidato a concejal y es electo. Siempre inclaudicable, no admitía sobornos ni amenazas, y al percatarse de que Ramón Grau San Martín había incumplido sus promesas al pueblo, renuncia a seguir militando en sus filas y hace pública su denuncia.
Siempre buscando métodos más radicales de lucha, Juan Manuel apoya los planes elaborados por el Movimiento Nacional Revolucionario, liderado por el profesor Rafael García Bárcena, para atacar y tomar la mayor fortaleza militar de Cuba, el Campamento de Columbia, enclavado en Marianao. La acción estaba prevista para el domingo 5 de abril de 1953, y ya desde el sábado 4 de abril, Juan Manuel tenía 250 combatientes situados en distintos lugares del municipio en espera de la orden para entrar en acción. Al fallar los planes de García Bárcenas para asaltar el Cuartel Columbia sigue conspirando.
A partir del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el 26 de julio de 1953, se hace más encarnizada la persecución a Juan Manuel, a pesar de que no estuvo entre los asaltantes.
El 15 de mayo de 1955, después de casi dos años de cárcel, la presión popular logra la excarcelación de Fidel el resto de los moncadistas. El 5 de junio, en horas de la noche, Juan Manuel Márquez es apresado por los sicarios del régimen que le propinan una brutal golpiza. Como consecuencia de las lesiones es ingresado en la Clínica Santa Emilia.
La tarde del 7 de junio de 1955 en la clínica donde estaba hospitalizado recibe la visita de Fidel Castro Ruz. Pleno fue el entendimiento entre ellos. Tanto que, el 12 de junio, al crearse la Dirección Nacional del Movimiento Revolucionario 26 de Julio (M-26-7) es nombrado segundo jefe de esa organización.
Viaja a México donde inmerso en la misión de recaudar fondos para adquirir armas y equipos de guerra, trabaja intensamente con los emigrados. Junto a Fidel participa en la búsqueda y selección de los lugares para el alojamiento y entrenamiento de los futuros expedicionarios y de él mismo.
Entre los días 21 y 23 de julio de 1956, a causa de una delación, la policía federal mexicana realiza un operativo para detener a Fidel Castro. Los agentes policiales allanan casi todas las casas que guardaban armas. Solo Juan Manuel Márquez, Raúl Castro y Héctor Almada logran escapar de la redada.
Los planes para la expedición se aceleran, aunque aún los revolucionarios han de enfrentar serios obstáculos antes de que el yate Granma pueda zarpar de Tuxpan para cumplir la palabra empeñada. Juan Manuel entonces exclama: «¡Qué difícil se hace para nosotros ir a morir por Cuba!».