Es muy probable que incluso quienes no recuerden de Hitchcock más allá de un par de títulos sepan que el Mago del Suspense acostumbraba aparecer en sus películas. De hecho, detectar su fugaz comparecencia era un atractivo adicional, un juego que sumar al disfrute del exquisito sufrimiento que por lo regular emanaba de la trama, una firma mucho más personal que su nombre en los créditos.
Que actores y directores famosos, e incluso celebridades provenientes de otras áreas asomen la nariz, o lo que sea, en películas ajenas es algo que sucede con frecuencia, a veces a modo de broma, de guiño cómplice, casi siempre implicando la admiración que el invitado siente por el realizador y su obra, o este por aquel, o uno por el otro. La filosofía subyacente es «yo quiero trabajar con esta persona, que me relacionen de alguna manera con su mundo, aunque sea sin decir una palabra o peor, haciéndolo sin cobrar, porque es una película que quisiera ver, y en la que quisiera verme». Así, no es raro que esos magros segundos estén tan soterrados que el espectador no se percate de la identidad del opaco figurante que acaba de cruzar la pantalla.
Es imposible hacer una lista completa, así que mencionaré los que me dé la gana.
1- George Harrison, gracias a quien Monty Python pudo filmar Life of Brian (1979) tiene una breve aparición de 1:08:17 a 1.08:58. No está acreditado, pero es él. La historia es que tras comprar el proyecto, la EMI cambió la bola y, un par de días antes de comenzar el rodaje, se negó a poner un centavo. Eric Idle, desesperado, acudió al millonario más cercano: el ex-Beatle, quien rehipotecó su casa para consegu