Niños, mujeres, hombres, permanecen hacinados en las bodegas de un barco; las figuritas de madera no respiran, pero sus posiciones en la obra artesanal recientemente incorporada al Museo de la Ruta de la Esclavitud, en Matanzas, ayudan a comprender mejor los desmanes de la trata negrera en la etapa de la colonia.
La institución ya reabierta al público en un contexto epidemiológico de control de la pandemia de COVID-19 que lo permite, como novedad muestra una maqueta de un barco negrero, explicó Isabel Hernández Campos, directora en el otrora Castillo de San Severino, Monumento Nacional.
Añadió la historiadora que la pieza permite ofrecer una explicación detallada de elementos importantes de la dolorosa travesía de esos hombres y mujeres arrancados de sus pueblos, privados de libertad para obligarlos a servir en tierras extrañas.
Un equipo dirigido por Miguel Ángel Albuerne Arcay trabajó durante aproximadamente un año en la creación de la obra artesanal para que el visitante visibilice las condiciones en las que llegaban a la isla hijos de África, punto de partida de las rutas históricas de la esclavitud.
Usamos diferentes tipos de madera, caoba, cedro; no se tomó ningún modelo de barco específico. Es una nave de comercio, representa por las características de construcción un galeón de finales del XVI o principios del XVII, de tres cubiertas, explicó Arbuerne Arcay.
Unas 300 figuras de personas en miniatura simbolizan los horrores del comercio de esclavos; que la gente se acerque, se asome y vea a los seres humanos como mercancía en la trata como filosofía económica constituye el propósito, argumentó la fuente.
Explicó el diseñador que el casco del barco posee 40 centímetros (cm), de proa a popa la pieza tiene unos 74 cm, y de altura unos 60 cm; especificó además que las dimensiones se adaptaron al espacio pero el galeón es el contenedor de la idea, lo valioso es lo que muestra, lo que lleva adentro.
Además de la representación del barco negrero, una pantalla interactiva también se incorporó recientemente como medio de enseñanza que permitirá la proyección de materiales o la escritura para facilitar explicaciones -comentó Hernández Campos-, constituyen los dos primeros elementos del Centro de Interpretación de la Esclavitud y su Legado en el Museo interactivo al que aspiramos.
“Vine en un barco negrero. / Me trajeron. /Caña y látigo el ingenio. / Sol de hierro. / Sudor como caramelo. / Pie en el cepo.”
Los versos del gran Nicolás Guillén acompañan la novedosa maqueta en cuya base reza la frase martiana: “La esclavitud de los hombres es la gran pena del mundo”, irrevocable verdad que en el Castillo de San Severino también se denuncia en madera.