Julio César La Cruz ha entrado entre las leyendas del boxeo de la AIBA, luego de conseguir este año su segundo título olímpico y el quinto pergamino mundial. El hombre que reinó casi siempre durante una década en los 81 kilogramos, ahora se trasladó hacia los 91 y 92 kilogramos y sigue siendo igual de exitoso.
Sin poseer una gran pegada, pero fiel a un estilo único y técnico de combate, este camagüeyano ha aceptado todos los desafíos para escribir su nombre con letras doradas en la historia del boxeo cubano y mundial.
A La Cruz no le queda ningún trofeo importante de la AIBA por conquistar. No obstante, manifiesta que no ha pensado en el retiro a sus 32 años, pues él se impone nuevas metas. Sus aspiraciones por ganar no han disminuido ni un céntimo.
«Lo he conseguido todo, pero sigo enfocado en boxear. No me gusta perder con nadie. Espero por los nuevos retos que llegarán para el boxeo cubano, ahí está mi motivación».
En relación a si espera pelear más temprano que tarde en un circuito profesional, La Cruz declaró a este diario que esa sería una barrera que le gustaría desafiar con éxito, ya que confía en mostrar todo su talento en un nivel mucho más exigente.
«Por ahora no pienso descansar. Ya me estoy preparando para llegar en óptima forma a París-2024. Si pretendo estar en un alto nivel no puedo descuidar mi entrenamiento y la exigencia en cada combate tiene que ser elevada».
Repasando el año 2021, Julio César considera que fue bien complejo por todo lo relacionado con la COVID-19, lo que desencadenó la realización de pocas competencias.
«Al tener pocos torneos nacionales e internacionales me enfoqué en llegar bien preparado a los Juegos Olímpicos, los cuales tuvieron una alta exigencia. Luego vino el mundial, que para mí fue el más fácil de los cinco que he ganado, porque estuve a un nivel muy alto, gracias a esa preparación que desarrollé».
Sobre las posibilidades de ganar el Campeonato Mundial por países, el capitán del equipo cubano destacó que el colectivo tuvo mucha confianza en los ocho peleadores que viajaron a Belgrado.
«Si hoy somos los mejores del mundo es gracias a toda la labor que despliegan nuestros entrenadores, tanto los que nos acompañaron como los que nos esperaron en Cuba».
Con más de diez años en la preselección nacional, Julio César es una voz autorizada para hacer una valoración sobre el futuro de este deporte en la Isla. «Al equipo nacional siguen llegando muchos jóvenes con talento en casi todas las divisiones. Ellos exigen a los más veteranos, porque quieren representar a Cuba y eso nos obliga a dar lo mejor de nosotros en cada jornada de entrenamiento», concluyó.