Sin subestimar otros oficios y profesiones, el buceo es una especialidad con riesgos y peligros, tanto por la inmersión en las profundidades marinas, como cerca de la superficie, donde el hombre sabe aprovechar las potencialidades físicas y conocimientos técnicos a favor de reconstruir puentes, evitar colapsos en estructuras metálicas y cuanto favorezca a la economía.
Sobre este último particular, Carlos Alberto Ojeda Pérez tiene acumulada experiencia en más de ocho años en el proyecto de desarrollo local de corte ecológico y acuático, Ceta, de Nuevitas.
Por horas pudiera hablar de ese mundo apasionante, y contar de trabajos como la rehabilitación del sistema de agua de mar de la central termoeléctrica 10 de Octubre, donde encontró el placer de ser útil. Sin embargo, cuando laboraban adjuntos a la Empresa de Servicio Integral de Seguridad (Seisa), esa entidad inesperadamente decidió disolver el grupo por la racionalización de plazas.
Los canales tienen la función de filtrar el agua y despojarla de partículas y sólidos extraños antes de la llegada a los condensadores, área donde se origina el enfriamiento como parte de la etapa de condensación, la cual se traduce en energía, capaz de mover las potentes máquinas generadoras de electricidad.
De no realizarse ese proceso, aparentemente común, las pérdidas de transferencia de calor provocarían un gasto anual promedio de entre 8 000 y 10 000 toneladas de combustible. El tiempo transcurrido a posteriori fue testigo de la incomprensible medida de anular la brigada. Mas, Ojeda persistió hasta ver nacer, después de múltiples estudios y procedimientos, el proyecto de desarrollo local, representado por la Empresa Integral de Mantenimiento.
En la primera fase del canal de entrada de agua de mar colocaron cuatro mallas para evitar la entrada de sargazo y no obstruir los condensadores; ahora en el segundo canal ejecutan el montaje de tres de las cuatro que lleva.
Nunca es tarde si la dicha es buena
La férrea voluntad de Ojeda y de quienes se le subordinan por años, permitió llegar al momento feliz, anunciado hace unos días por el Ministerio de Economía y Planificación, de la conversión del proyecto de desarrollo local como pequeña empresa, la primera de la provincia de Camagüey con carácter estatal dentro de las 21 Mipymes confirmadas del territorio.
“La idea surgió cuando fuimos a República Dominicana con una máquina contratada y vimos la utilidad que tenía para el país, la velocidad con que se podía ejecutar el trabajo. A la hora de demoler un puente con martillo te pasas tres meses y nosotros con ese equipo lo logramos en menos de 15 días, menos gasto de transporte, de alimentación, de salarios y de combustible”.
En la termoeléctrica de Nuevitas —después han trabajado en tres más— se foguearon en el conocimiento de mecánica, electricidad y de otras habilidades para el buceo industrial, que en opinión de Ojeda tiende a desaparecer por un estático sistema salarial, aunque en el caso de ellos rige uno a destajo. Para él, esta especialidad resulta imprescindible en la reparación de barcos. No es lo mismo resolver una avería en el lugar, que trasladar la nave a un dique.
El buzo va con los equipos reglamentarios individuales: tanque regulador con una tapa auxiliar, reloj para medir tiempo de buceo, manómetro para seguir la presión del tanque, vatímetro para saber la profundidad, traje, un chaleco sostenedor del tanque, patas de rana, escarpí.
En el colectivo resaltan los nombres de Miguel Echeverry Cordobés, Reinaldo Noy, Angel Malpica Mejidez o Deiler Pérez Navarro. Ojeda llega a los 60 años con el orgullo de formar a nuevas generaciones que supieran cortar debajo del agua una piedra o un pilote de un puente o de un muelle, soldar, poner explosivos…
Tras el cambio en la forma de gestión, se preparan para la tramitación con la ONAT, la cuenta bancaria y la inscripción notarial.
A Dannys García Miranda, comercial de la pequeña empresa y master en Contabilidad y Finanzas, su labor como director municipal de Economía y Planificación le ayudó a comprender el desarrollo local y la dinámica para enrumbar el destino del proyecto, devenido Mipymes, perteneciente a la Unidad Administrativa de Patrimonio Local de Nuevitas, con beneficios al Consejo de la Administración Municipal del Poder Popular.
Según explicó, el nuevo encargo social los favorece, desde el punto de vista de autonomía económica, con mayores ingresos, nuevos clientes y los dota de un medio de transporte del que han adolecido hasta el momento.
Nuevitas seguirá siendo el asiento principal de la dirección. Desde allí los 26 trabajadores —24 buzos homologados, más una económica y el comercial— se desplazan a cumplir contratos en Cayo Santa María, Cayo Uva en Varadero, y otras en proceso en la Zona de Desarrollo Mariel, donde una firma extranjera homologó internacionalmente a los dos soldado-res del grupo; en las cercanías del Capitolio Nacional, en el coliseo Kid Chocolate y en el teatro Payret.
Muchos desafíos les quedan por delante, entre ellos, exportar sus servicios, sin afectar las inversiones priorizadas como la fábrica de cemento 26 de Julio.