Desde palomas mensajeras para espiar a la Unión Soviética, pasando por el uso de máquinas precursoras, hoy dignas de descansar en un museo, o súper agentes del tipo James Bond, Estados Unidos empleó los más variados recursos técnicos y humanos para lograr ventajas sobre sus hipotéticos enemigos, y también… con respecto a sus cercanos socios. ¿Desconfianza de los aliados o simple fiebre de prepotencia?