No ha llovido mucho desde que Danielle Laurencio Gómez andaba por los pasillos de la Universidad de Camagüey. Seguro no era tranquila, porque no se puede cambiar tanto en menos de una década y si entrevistamos a sus compinches de grupo de la graduación de Periodismo de 2017, algunos adjetivos –alegre, decidida, inteligente, ocurrente- probablemente coincidan con el retrato actual de esta colega.
Si insistimos, quizás también nos cuenten que usaba espejuelos, porque las gafas graduadas la acompañan desde primer grado, prácticamente desde que tiene uso de razón, como ella misma confiesa. Pero igual que a lo largo de los años seguro han cambiado las formas y colores de sus armaduras, también lo ha hecho el tinte y aumento de los cristales. Y justo por eso, por sus espejuelos, hoy Danielle es invitada especial de nuestras Letras. Porque miran bajo un prisma violeta.
Cuando se acercaba su último año de carrera, Las Tunas, provincia natal de Laurencio, fue parte de un abarcador estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) que buscaba aplicar indicadores de género en Medios de Comunicación. Ejecutado por la delegación de la Unión de Periodistas de Cuba y la »