Más de una vez, voceros y funcionarios de la actual administración de Estados Unidos han declarado que Cuba no es un tema de alta prioridad para su gobierno. Es la línea de mensaje al uso para justificar la inacción frente a la barbarie. Casi seis meses de mandato han transcurrido sin que se haya derogado una sola de las 243 medidas punitivas impuestas por el anterior inquilino de la Casa Blanca.
Más bien se han dado pasos inentendibles que refuerzan las bases de la irracional actuación de Trump y su camarilla. Así lo atestigua la certificación que hizo el pasado 25 de mayo el Departamento de Estado de que Cuba no coopera plenamente con los esfuerzos antiterroristas de los EE.UU.
Tal pareciera que hay fuerzas dentro de la administración que han refrenado la anunciada revisión de las políticas hacia Cuba, apostando a que la dura situación económica y sanitaria que vive el país creen un escenario propicio para un «cambio de régimen» en Cuba.
De ahí que sí sea una prioridad para este gobierno el garantizar por otro año más la cifra multimillonaria que por décadas han destinado a los planes subversivos contra Cuba.
Según constató el Cuba Money Project, del periodista Tracey Eaton. La administración de Biden está solicitando $ 58.5 mil millones para el Departamento de Estado y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional para 2022, un aumento del 10% sobre el presupuesto de este año.
El presupuesto propuesto incluye $ 20 millones para «programas de democracia» dirigidos a Cuba, el mismo nivel de financiamiento que el 2021.
A la vez, la Casa Blanca ha solicitado $ 810,396 millones para la Agencia de los Estados Unidos para Medios Globales, que supervisa la Oficina de Radiodifusión de Cuba, matriz de las infames Radio y TV Martí.
La Oficina de Radiodifusión de Cuba, que administra Radio y TV Martí, tiene 117 empleados y un presupuesto anual de alrededor de $ 28 millones
En un lenguaje que revela intenciones el documento presupuestario cita «la histórica transición de poder en curso en Cuba». Afirma:
Con la financiación solicitada, USAGM apuntará a la programación en mercados clave como China, Rusia e Irán; países de Oriente Medio y África que se enfrentan al extremismo violento; y países donde el cambio climático, las crisis de salud pública y la incertidumbre económica amenazan los valores democráticos y envalentonan los regímenes autoritarios. USAGM continuará cubriendo los desafíos políticos y humanitarios emergentes en países como Myanmar, Bielorrusia, Hong Kong y Venezuela, así como la histórica transición de poder en curso en Cuba.
Jeffrey Scott Shapiro, ex director de la Oficina de Radiodifusión de Cuba, o OCB, instó a la administración de Biden a proporcionar $ 30 millones para Radio & TV Martí.
«A medida que la economía de Cuba continúa derrumbándose y su infraestructura política se debilita, es aún más necesario que el gobierno de Estados Unidos tenga un conducto hacia el pueblo cubano», escribió en un artículo de opinión publicado en el Miami Herald.
«… Si Biden quiere mostrar su apoyo al pueblo cubano en lugar del régimen, empoderará a Radio Televisión Martí restaurando su presupuesto y preservando su independencia editorial en Miami en medio de la diáspora cubana, donde pertenece ”.
La solicitud de presupuesto de la administración de Biden también incluye $ 94.043 millones para la Oficina de Iniciativas de Transición de USAID, u OTI. Los fondos «abordarán oportunidades y desafíos en países en crisis y ayudarán en su transición hacia el desarrollo sostenible, la paz, la buena gobernanza y la democracia».
La OTI estuvo involucrada en la base secreta de USAID en Costa Rica, desde dónde se dirigieron operaciones anticubanas como «Zunzuneo».
¿Es entonces Cuba una prioridad o no para Estados Unidos? ¿Seguiremos viviendo tiempos de política del garrote -las medidas de Trump- y la zanahoria -los programas de seducción y cambio?