Pero para orgullo de su compatriotas, esta “orquídea exótica en el jardín del ballet”, como sabiamente la definiera en 1967 el prestigioso crítico inglés Arnold Haskell , en su histórico texto Las joyas del ballet cubano, ha sabido mantener su lealtad a la patria, y al “jardín” de la escuela cubana de ballet, del cual ella es fruto valioso.