La temperatura promedio este lunes en Ucrania osciló entre menos dos y menos cuatro grados. Sin embargo, las tensiones creadas por parte de la OTAN, Estados Unidos y Kiev, en su empeño por doblegar a Rusia, hicieron subir los termómetros y crear un ambiente tenso de impredecibles consecuencias.
Tras días de espera y los oídos sordos del gobierno de Joe Biden, quien no responde al llamado ruso de dar garantías de seguridad por escrito a Moscú para que las fuerzas de la Alianza Atlántica no avancen hacia zonas ucranianas fronterizas con Rusia, el gobierno de Vladímir Putin ha hecho gala de su responsabilidad con el país y los estados vecinos, denunciando la mentira de Occidente, al especular sobre una supuesta agresión rusa a Ucrania.
Este lunes, el canciller de Rusia, Seguéi Lavrov, en conversación telefónica con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, instó a Washington a «no difundir más especulaciones sobre la supuesta agresión rusa, y que obligue a las autoridades de Kiev a cumplir los acuerdos de Minsk».
La víspera, el viceministro de Defensa ruso Alexander Fomín anunció el próximo envío a Bielorrusia de aviones de combate, así como baterías de sistemas de misiles para evaluar el funcionamiento de la defensa antiaérea conjunta.
«Se trasladarán al territorio bielorruso 12 Su-35, dos baterías de sistemas de misiles antiaéreos s-300 y una de sistemas y armas de artillería antiaérea Pantsir-s1 en el marco de una inspección que busca comprobar el funcionamiento del Sistema Unificado de Defensa Antiaérea del Estado de la Unión (de Bielorrusia y Rusia)», declaró Fomín, según reportes de RT.
El presidente bielorruso, Alexánder Lukashenko, anunció que durante los ejercicios conjuntos se practicarán escenarios de enfrentamiento con fuerzas invasoras desde el oeste (Polonia y los países bálticos) y el sur (Ucrania). El mandatario acusa a Polonia y a los países bálticos de concentrar hasta 30 000 militares y material bélico cerca de sus fronteras.