La derogación del derecho al aborto, el 24 de junio de 2022, derivó en movilizaciones masivas, no obstante, el fallo de la Suprema Corte prevalece. La imagen en Nueva York. Foto: Ap
El momento culminante para la agrupación semisecreta de empresarios y activistas ultraconservadores que encabeza la estrategia de conquistar la Suprema Corte fue en 2016, cuando el entonces candidato presidencial Donald Trump les pidió una lista de posibles candidatos al máximo tribunal aceptables para el ala conservadora y se comprometió públicamente a nombrar sólo a togados de ese listado.
Durante los siguientes cuatro años, Trump nombró a Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett, todos respaldados por la red conservadora encabezada por la Federalist Society.
Hoy día, esos tres junto con los jueces Clarence Thomas y Samuel Alito lograron la mayoría de cinco contra cuatro que anuló el fallo del caso Roe vs Wade, el cual garantizó durante medio siglo el derecho al aborto, y que había sido considerada una de las grandes conquistas del movimiento de los derechos de las mujeres.
Superioridad numérica
En muchas ocasiones, la mayoría conservadora se amplía a seis contra tres, con el apoyo del juez jefe de la Suprema Corte, quien vota la mayoría de las veces con sus colegas instalados por republicanos, pero que llegó al máximo tribunal como un conservador tradicional que no se alinea por completo con la agenda ultraderechista.
Con esa superioridad numérica, la Corte ha promovido la agenda ultra en otros rubros también, incluyendo limitar la capacidad de agencias de protección ambiental de regular contaminación de plantas, o apoyando el derecho de discriminar a personas gay por supuestas razones religiosas. Pero el giro a la derecha y la decisión de impulsar una agenda política conservadora de la Suprema Corte ha estado en proceso desde hace más de una década: en 2010 emitió fallos que permiten a las empresas hacer contribuciones financieras a candidatos políticos (determinado que es un ejercicio de libertad de expresión
), y, en 2013, un acuerdo que esencialmente dejó hueca una sección de la histórica Ley de Derecho al Voto impulsada en los años 70, mientras en 2018, una sentencia minó explícitamente a sindicatos del sector público, entre otros.
“Después de un esfuerzo “multidécadas“ financiado por intereses especiales para rehacer la rama judicial federal, la derecha fanática… ha capturado la Suprema Corte y logrado políticas peligrosas y regresivas, las cuales jamás habrían prosperado en las urnas”, declaró el senador Chuck Schumer, líder de la mayoría demócrata en la Cámara alta.
Conservadores como el senador por Kentucky, Mitch McConnell, sostienen que hay un complot derechista, y señalan que la corte ha emitido algunos fallos que mantienen protecciones al derecho al voto y que en otros casos, que han sido criticados por liberales, el voto ha sido ocho a uno (casi unánime), pero en las causas más decisivas y claves para la derecha, la mayoría conservadora de la Suprema Corte se impone y cumple su misión
.
Por su parte, Leonard Leo, quien encabezó los esfuerzos de la Federalist Society para cambiar el Poder Judicial, ha ampliado sus ambiciones, y ahora dirige una red de grupos conservadores que buscan una transformación más amplia. La idea detrás de la red y la iniciativa que construimos es revertir el dominio liberal en muchos sectores importantes de la vida estadounidense
, comentó Leo al The New York Times.
“Tuve un par de décadas o más de experiencia revirtiendo el control liberal en la cultura