Como cinco años atrás, los franceses volverán a las urnas en segunda vuelta el próximo 24 de abril para elegir presidente entre el actual mandatario Enmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen.
Ambos contendientes lograron clasificar para la lid definitiva este último domingo con una ligera diferencia a favor del hoy jefe de Estado, y con cálculos que no se aventuran en firmes pronósticos a favor de uno u otra para la ronda decisiva.
En efecto, Macron acumuló algo más de 27 por ciento de los sufragios en primera vuelta, en tanto Le Pen se hizo con alrededor de un 24 por ciento, cifras más o menos similares a la de un quinquenio atrás. Mientras, en un tercer puesto se situó el aspirante por la izquierda Jean-Luc Mélenchon con un 22 por ciento de las boletas.
De hecho, según analistas, se confirma la tendencia electoral de los últimos tiempos en Francia, donde las tradicionales agrupaciones políticas han sido virtualmente excluidas del imaginario nacional a cuenta de su controvertido historial, para dar paso a pretendidas “nuevas caras” portadoras de mensajes más a tono con los renovados giros locales.
De manera que, a juicio de los analistas, de aquí a la próxima ronda electoral se espera un intenso reacomodo de fuerzas, donde los no nominados decidirían a quien de los finalistas inclinarán su preferencia y la de sus seguidores.
En el campo de la ultra derecha se apunta que existe una división a partir de la existencia de una facción liderada por el periodista Eric Zemmour, quien una vez conocidos los resultados de la primera vuelta ya llamó a sus partidarios a volcar sus boletas a favor de Le Pen.
Medios de prensa galos recordaron que Marine Le Pen ha procurado en los últimos tiempos proyectar una imagen más inclusiva y serena en sus planteamientos públicos, sin abandonar, eso sí, la acérrima defensa por “lo francés” heredada de su padre Jean-Mari Le Pen”, a quien sustituyó en 2011 al frente del Partido Nacional.
La dirigente de extrema derecha “contrapone el patriotismo a la globalización, aboga por reducir la inmigración y también por reforzar la producción local”, y cuestiona en esa línea la membresía gala en la UE y la OTAN.
Por su parte Enmanuel Macron, conocida su victoria de este domingo, exhortó a los votantes a “no dar paso” a las tendencias ultra conservadoras. “Complacer al populismo y la xenofobia, eso no es Francia”, sostuvo el mandatario.
Y justo en ese sentido, es de esperar que buena parte de los electores de izquierda tiendan a dar su voto favorable al actual presidente para evitar a toda costa el ascenso de la ultraderecha, algo que estiman inconcebible en la escena política local.
Y como siempre, las infaltables encuestas siguen intentado dar las pautas en torno al resultado final de la actual lid electoral francesa.
Así, la empresa de análisis Ifop-Fiducial ubica su proyección para la votación de este 24 de abril en 51 por ciento de los sufragios para Macron y 49 por ciento para Le Pen.
Mientras, la Ipsos-Sopra Steria le otorga al actual presidente una más amplia ventaja con 54 por ciento contra 46 por ciento de su oponente de ultra derecha. Por lo demás. el tiempo tiene la palabra.
