La activista cubana Anamely Ramos vio frustrado nuevamente el intento de regresar a la isla este sábado, cuando se dirigió al Aeropuerto Internacional de Miami con la esperanza de abordar un avión de American Airlines, según denunció este domingo en una transmisión en vivo por Facebook.
Ramos reiteró que tomó la decisión de reprogramar el vuelo tras una llamada de la aerolínea en la que le pedían hacerlo.
“Atendiendo a que Cuba no ha hecho ninguna declaración sobre mi caso, y a que en la televisión nacional han estado insinuando que no son ellos los que no me dejan viajar, sino American, inferí que tal vez Cuba había levantado la restricción y lo había hecho de manera silenciosa, porque así actúa Cuba, esas son las formas, los mecanismos que utiliza Cuba cuando va a reprimir (…)”, dijo la activista.
La curadora de Arte y miembro del Movimiento San Isidro ha realizado numerosas gestiones y protestas luego que American Airlines le comunicara, el pasado 16 de febrero, que una disposición de las autoridades cubanas no le permite su entrada al país.
Ramos dijo que lo primero que hay que quitarle al régimen cubano son esos “silencios que validan la represión y la hacen posible”, porque en eso se basa “la impunidad de Cuba”.
Explicó que primero se dirigió a la oficina de American Airlines para intentar reprogramar el vuelo, pero allí no le permitieron hacerlo. “Me dijeron que en la computadora de ellos salía el record de que yo no había sido admitida la primera vez que intenté viajar”. Luego fue al aeropuerto, y luego de varias llamadas de la mánager de la aerolínea logró su objetivo. Le dijeron, incluso, que esa era la única manera de actualizar su estatus con Cuba. Una vez enviado el manifiesto de pasajeros a la isla, las autoridades deciden la admisión o no de las personas registradas en el documento.
“Además de injusto, además de violatorio de los derechos humanos, es irracional el proceso, y está pensado, no para mi defensa, no para mi seguridad, sino sin tener en cuenta los daños, materiales y no materiales, que se producen sobre los clientes”, dijo la activista.
Añadió que este sábado, tarde en la noche, recibió una llamada de Virginia Sánchez, encargada de las relaciones intergubernamentales por parte de American Airlines, quien le comunicó que habían recibido el mensaje de Cuba de que seguía sin ser admitida.
“Ahí tuve que decidir si iba o no al aeropuerto”, y decidió hacerlo, porque consideró importante llevar las cosas hasta el final. Y también para, finalmente, obtener la prueba de que Cuba, aunque no ha emitido ninguna declaración oficial sobre su caso, es quien prohíbe su entrada al territorio nacional e impide su viaje.
En una reunión este domingo con varios funcionarios de la aerolínea, incluida Sánchez, de origen cubano, y el director del aeropuerto, le fue entregado un documento (Notificación a aerolíneas de pasajeros inadmisibles al territorio nacional) que así lo corrobora, y que Ramos piensa llevar a la Embajada de Cuba en Washington cuando decida hacerlo.
Ramos recalcó que su caso, aunque exista un protocolo similar de entre las aerolíneas y todos los países, es diferente, por su carácter violatorio del derecho humano a regresar. “Y si American acata esa decisión de Cuba, entonces, a mi juicio, está contribuyendo con esa violación del derecho humano”, argumentó.
Agregó que las autoridades cubanas están utilizando a la aerolínea para controlar una situación “que no podrían controlar si no tuvieran a American allí para hacerlo (…), y American se está dejando utilizar”.
La notificación de la Dirección de Identificación, Inmigración y Extranjería (DIIE), firmada por el teniente coronel Néstor Morera Pairoles, es una cosa, y la decisión de la aerolínea de no dejarla abordar el vuelo, es otra, dijo Ramos, quien insiste en que estas son acciones separadas por las que cada entidad debe tomar su cuota de responsabilidad.
La aerolínea americana es signataria de pactos globales que defienden el derecho humano de los pasajeros a regresar a casa, una razón por la que Ramos la escogió para su viaje de regreso, tras amenazas de Cuba, en noviembre pasado, de no dejarla entrar al país como castigo a sus denuncias sobre la represión que siguió a las protestas del 11 de julio en la isla.
La activista deduce que, “en el conflicto de intereses que se produce entre estas regulaciones internacionales y el protocolo de American, resultó que, al parecer, es más importante el protocolo que tienen con Cuba”.
El documento aclara que, en caso de arribo al país, Ramos sería reembarcada en el mismo vuelo. “Eso es importante, porque yo no puedo ser reembarcada en el vuelo, porque yo no tengo residencia americana, porque no tengo visa de múltiple entrada a Estados Unidos (…), esta es la prueba de que este protocolo no aplica para mí”, argumentó la activista.
Ramos dijo que continuará con sus gestiones y anunció un evento en Hipermedia sobre el tema. Dijo que permanecerá en el Versailles un tiempo, y habló de lo difícil que esta situación para ella, con toda su familia en Cuba, con excepción de su hijo, que residen en Argentina.
“Quiero tener una vida normal, como la merezco, como la merecemos todos los cubanos. Hasta cuándo vamos a estar aceptando este tipo de presiones extremas. Hasta cuándo vamos a dejar que nos metan en las disyuntivas absurdas en las que ellos quieren mantenernos para tener un poder. Ellos están en ese poder de manera ilegítima. Todas estas disyuntivas, y todas estas decisiones de intermediarios y de empresas y de personas, están validando ese poder. Y eso es lo que no podemos permitir”, concluyó Ramos.