La Habana. 28 feb.- Los desafíos que enfrentan las cubanas para cerrar las brechas de desigualdad, desmontar imaginarios patriarcales, eliminar la violencia basada en género y lograr la plena equidad fueron analizados en la última jornada del Coloquio Internacional del Programa de Estudios de la Mujer, de la Casa de las Américas.
Realizado entre el 22 y el 24 de febrero en la modalidad virtual, la edición 28 de la cita, “Tiempos, destiempos y contratiempos en la historia y la cultura de las mujeres latinoamericanas y caribeñas”, posibilitó un encuentro presencial en el panel Alcances y retos para las cubanas de hoy.
Con la conducción de Luisa Campuzano, directora del programa, las investigadoras Marta Núñez, Clotilde Proveyer y Magela Romero, profesoras de la Universidad de La Habana, expusieron no solo los avances experimentados por las mujeres cubanas, sino, y sobre todo, los obstáculos que aún las frenan.
“Tenemos muchas conquistas de las cuales podemos enorgullecernos, pero, a pesar de esas tantas conquistas, cuántos retos, desafíos y obstáculos tenemos que superar”, reflexionó Proveyer en su disertación titulada “Las cubanas hoy entre conquistas y desafíos”.
La experta consideró que en la medida en que las mujeres puedan comprender la naturaleza de las contradicciones que enfrentan como grupo social, estarán en mejores condiciones para encarar el problema.
Proveyer acudió a una cifra para visibilizar el avance social femenino: antes de 1959, el 1 por ciento de la matrícula universitaria era femenina, en tanto, en la actualidad, ellas representan más del 60 por ciento. A su juicio, esto dio “la posibilidad de convertirnos en constructoras de nuestros proyectos de vida”.
Al respecto, destacó: “en la medida en que nos apropiamos del conocimiento, ya sea con una profesión con un oficio, con un mayor alcance a la cultura como creación humana, estamos en mejores condiciones de romper la enajenación a la que hemos estado condenadas históricamente mediante la subordinación histórica que hemos vivido las mujeres”.
Miradas a las políticas sociales con enfoque de género
La estudiosa consideró que el Plan para el Adelanto de las Mujeres (PAM), aprobado el pasado año y que tiene carácter vinculante para organismos e instituciones, es muestra de la voluntad política en Cuba para eliminar las brechas.
Sin embargo, recalcó, mientras las políticas sociales no visibilicen las contradicciones, las inequidades y las potencialidades que genera la mirada de género hacia los problemas de la sociedad, es muy difícil avanzar, “porque se invisibilizan muchas contradicciones y dificultades naturalizadas en la sociedad”.
Proveyer abogó por la inclusión de la perspectiva de género en la educación, que todavía reproduce el sexismo no solo en el currículo oculto, sino también en el explícito, pese a que en la política educativa está la coeducación como objetivo de las relaciones entre los géneros.
La investigadora puso como ejemplo que la asignatura de educación laboral en el nivel secundario incluye electricidad, carpintería y cocina para el estudiantado en general. “Sin embargo, a la hora de ejecutar esos programas, las niñas van para escultura y cocina y los varones, para los cursos de electricidad y carpintería”.
A su juicio, otro reto es ampliar la visibilización de la violencia de género como problema social que afecta los derechos humanos y contar con mejores condiciones para la atención y prevención de distintos tipos de violencia. Por primera vez en Cuba, tal asunto cuenta con una estrategia integral, desde diciembre pasado.
“Hay que trabajar con la subjetividad social, hay que trabajar con la cultura que nos salva; por eso, es importante el desmontaje de la cultura patriarcal”, concluyó.
El tiempo de las mujeres
La socióloga Magela Romero reflexionó acerca de la conquista del tiempo personal y la lucha diaria de “no morir en el intento”
“A las mujeres, consideró, nos ha faltado posicionarnos en concebir el tiempo propio como el derecho más sagrado y la conquista más importante. Generalmente, nos vamos moldeando para ir participando, para ir haciendo, pero no nos moldeamos en esa centralidad que debemos darle al tiempo propio como conquista”.
Pese a la existencia de políticas y programas para conciliar la vida pública y la doméstica desde las décadas de los 60 y 70, muchas veces no se logró la mayor efectividad porque fueron pensadas en lógicas productivistas, donde no importaba tanto el tiempo de las mujeres, sino que se pudieran insertar, participar y aportar.
Según expuso la investigadora, la Encuesta Nacional de Igualdad de Género (ENIG) revela que en Cuba las mujeres trabajan como promedio 14 horas más que los hombres en labores no remuneradas, y en el caso del cuidado de la vida, la diferencia es de cinco a seis horas, pues ellas dedican a acciones de cuidados 8,29 horas, mientras que los hombres destinan para eso 3.38 horas.
A juicio de la especialista, esa diferencia marca la trayectoria de las mujeres pues pueden estar empoderadas, educadas y participan, pero eso tiene un costo en su tiempo personal, algo que se agudizó durante la pandemia, por las consecuencias que generó en la vida cotidiana.
Para Romero, el tiempo de las mujeres es una cuestión de derechos y un desafío. “En la medida que conquistemos el tiempo propio, avanzaremos en la conquista de la plena equidad”, destacó.
Casa siempre abierta
En esta ocasión, el encuentro que convoca el Programa de Estudios de la Mujer, de la Casa de las Américas, fundado en 1994, contó con la presencia de participantes de Estados Unidos, México, Canadá, Italia y Cuba.
Durante la edición 28 del coloquio se debatió acerca de la categoría tiempo y sus intersecciones en la vida de las mujeres latinoamericanas y caribeñas: el social, el biológico, el personal, el laboral, así como el que ellas dedican a los demás.
Según se anunció, en 2023, el encuentro se titulará “Política y políticas en la historia y la cultura de las mujeres latinoamericanas y caribeñas”. (2022)