Ya se combate en los alrededores de Kiev. La capital ucraniana está cercada. Los tanques rusos han comenzado a disparar a mansalva. Los misiles han sido lanzados contra objetivos militares y civiles. Y el país pudiera caer en manos de Moscú este fin de semana, ha alertado la generalidad de la prensa que sigue el conflicto de cerca.
Al inicio de la tarde en la costa este de Estados Unidos, 6 de la tarde en Ucrania, el presidente Volodomir Zelenski hizo una inspección a varias zonas de la ciudad y después habló a la nación desde un lugar desconocido a través de las redes sociales, una posible indicación de que el sistema de televisión ha sido destruido.
«La capital será atacada esta noche. Es el momento clave», subrayó. «Hago un llamado a la resistencia. Rusia intentará quebrar nuestra resistencia tanto como pueda. Debemos resistir, aguantar al enemigo», dijo según versión de la prensa británica.
Vestido con ropa verde olivo pero no de militar, el mandatario explicó que se han distribuido 30 000 armas ligeras a la población y espera que se usen contra el avance ruso. Los helicópteros enemigos sobrevuelan Kiev, aparentemente sin resistencia aérea, lo que confirmaría dos cosas: que las defensas antiaéreas ucranianas fueron prácticamente barridas y que la fuerza aérea nacional ha sido diezmada, como sugirió la cadena France24.
El alcalde de Kiev, el ex campeón mundial de boxeo profesional Vitali Klitschko, secundó al presidente: «Vamos a tener una noche muy difícil».
Al anochecer del viernes, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó una resolución demandando el fin de las hostilidades, pero el documento fue vetado por Rusia, un derecho concedido por el reglamento del Consejo, en el que los cinco principales integrantes tienen derecho de veto. El país euroasiático, además, preside el Consejo este semestre.
Mientras, en Moscú el conflicto ha discurrido en dos escenarios: los despachos del Kremlin y la calle.
El presidente Vladimir Putin volvió a acusar a Ucrania de «nazi» y de tener un gobierno que «oprime a su pueblo y que debe ser sustituido y “borrado de la Tierra».
Una vez que ocupe Kiev y derribe al gobierno legítimo, la generalidad de los observadores piensa que el plan de Putin consiste en colocar en el poder a un títere y poner en puestos clave a hombres que le sean fieles y con doble nacionalidad, rusa y ucraniana.
La mayoría son ex funcionarios del ex presidente Viktor Yanukovich, derrocado tras las manifestaciones pro democracia en 2014, que huyeron a Moscú. Pero Yanukovich no tiene posibilidades de volver. «No creo que le interese ni que sea aceptado por una población que a Putin le interesa más que todo pacificar», le dijo a OnCuba el mayor del ejército portugués Anselmo Varela, quien trabajó en inteligencia de la OTAN en Europa oriental y ahora es profesor del lusitano Centro de Altos Estudios Militares.
En su opinión, Putin pudiera recurrir a una especie de «cara amable» para tratar de convencer a los ucranianos. Pero, dice Varela, «me da la idea de que no están teniendo en cuenta la historia ucraniana. Un país que siempre tuvo un fuerte movimiento independentista, que en la Segunda Guerra Mundial combatió al lado de los alemanes contra el Ejército Rojo y después Stalin los fusiló a todos».
«Esa es la razón del odio ruso a lo ucranianos. No creo que Putin y sus militares se las van a ver fácil para controlarlos. Es que después del ataque viene la ocupación y una ocupación hay que mantenerla», agregó Varela.
Yevhen Murayev parece ser el hombre que los rusos han escogido como su candidato para encabezar el gobierno prorruso en Kiev. Poco conocido en el exterior, pero con mucha experiencia como subrogante del Kremlin.
Es dueño de un canal de televisión prorruso donde puede hablar. Pero en lo que no es un profesional es en ser político: fundó un partido en 2018, llamado Nash, o Nuestro, pero no logró obtener ningún escaño en el Parlamento. De momento, no ha aparecido en público.
Mientras tanto en las calles moscovitas hay manifestaciones contra la guerra. Miles de personas se concentraron la noche del jueves en la Plaza Roja. Hubo enfrentamientos con la policía. Organizaciones de derechos humanos indicaron que hubo alrededor de 1 400 arrestos, la mayoría jóvenes.
Según el Kremlin, Putin dijo que quien proteste contra las operaciones en Ucrania será considerado «traidor» y juzgado como tal.
Por otro lado, este viernes la OTAN ha decidido la movilización de la Fuerza de Despliegue Rápido con la idea de actuar en los países fronterizos con Ucrania, Polonia y Rumania. «No hay ni habrá planes de usar la fuerza dentro de Ucrania», precisó el primer ministro portugués Antonio Costa, cuyo país aporta 120 efectivos a esa fuerza especial.
A la reunión asistieron Suecia y Finlandia, que no son miembros de la alianza atlántica, lo cual desencadenó una reacción del presidente ruso. «Si Finlandia y Suecia participan en las actividades de la OTAN, este asunto tendrá graves consecuencias», dijo Putin citado por la agencia AP.
En 1930-1940 Rusia, entonces la Unión Soviética, sostuvo un conflicto cuando intentó invadir a Finlandia al inicio de la Segunda Guerra Mundial en un intento por mantener al país nórdico fuera del problema y bajo su control. No lo logró.