El Congreso de Florida discute en este momento una propuesta inédita de quitar 200 millones de dólares en fondos educacionales a aquellos condados bajo manos demócratas (Miami-Dade incluido) que desafiaron una orden ejecutiva del año pasado eximiendo el uso de máscaras en las escuelas por la COVID-19. Y el gobernador Ron DeSantis está de lo más contento.
DeSantis, visto como uno de los principales herederos del ex presidente Trump, planea enviar el dinero a los condados mayoritariamente republicanos que lo apoyaron.
El plan, según algunos analistas inconstitucional, era parte de un proyecto de ley de presupuesto aprobado la semana pasada en la Cámara de Representantes de Florida, dominada por los republicanos.
El proyecto fue inmediatamente atacado por sindicatos de maestros, distritos escolares y defensores de la educación, para quienes las sanciones eliminarán más recursos de las aulas en un estado que ya se encuentra entre los cuatro últimos en gastos por estudiante a nivel nacional.
«Esta es una represalia de los legisladores y el gobernador», dijo Jabari Hosey, presidente del grupo de defensa Families for Safe Schools y padre de niños en edad escolar en el condado de Brevard.
«Nos faltan más de 150 maestros en Brevard en este momento. Necesitamos más trabajadores sociales, hay una brecha de desempeño debido a la pandemia que todavía está presente en nuestra comunidad. Necesitamos más fondos, más oportunidades, más instructores», se quejó.
Por eso «tomar represalias y atacar el sistema de escuelas públicas que se supone que están promoviendo es muy triste. Francamente, es vergonzoso».
Según la propuesta del congresista estatal republicano Randy Fine, uno de los mas radicales defesnsores del gobernador, los distritos escolares de los doce condados de Florida que implementaron la obligatoriedad de usar máscaras en público el verano pasado, desafiando la orden ejecutiva de DeSantis, perderán esos fondos cantidades según su tamaño. Brevard, por ejemplo, dejaría de recibir 4.5 millones de dólares.
Dos tercios del dinero provendrían del sur de Florida, que vota abrumadoramente por los demócratas en las elecciones locales, estatales y nacionales. Miami-Dade, el cuarto distrito más grande del país con 357 000 estudiantes, perdería 72 millones.
De los otros condados, Alachua, Duval, Hillsborough, Indian River, Leon, Orange, Sarasota y Volusia, todos menos tres respaldaron a Joe Biden en las elecciones presidenciales de 2020 en Florida, que ganó Donald Trump.
«Cumplir la ley no es opcional. Estos distritos escolares violaron la ley, y fueron violados por nada», dijo Fine.
La semana pasada, durante una turbulenta sesion del Congreso, insistió en que el estado recortaría los salarios de los administradores que ganen más de 100 000 y dijo que no «reduciría los fondos para ningún servicio o recurso educativo directo que afecte la educación de los estudiantes desde jardín de infantes hasta el 12 grado».
Sin embargo, admitió que la política fue intencionalmente punitiva para los condados que se negaron a alinearse con el gobernador. «Tiene la intención de recompensar a los 55 distritos escolares, la gran mayoría de los cuales siguieron nuestra ley estatal y respetaron los derechos de los padres durante el año pasado», dijo.