Si se mira el número de casos y el modo en que se despejan las cifras pudiéramos decir que las estadísticas de la jornada anterior hasta cierto punto nos favorecen. Pudiéramos asegurarlo si nos atenemos a que los 29 reportados al cierre de ayer constituyen 11 menos que los diagnosticados antier, que 28 son contactos de casos diagnosticados anteriormente y solo en uno no se ha podido precisar la fuente de infección y que residen en cuatro de los ocho municipios espirituanos.
Pero un descenso no significa que estemos disminuyendo la transmisión. Lo inquietante, en cambio, resulta que los números de Trinidad y Sancti Spíritus continúan prendiendo las alarmas todas. Bastaría echarles una ojeada a los guarismos de la jornada precedente.
De los 29 pacientes, 16 residen en Trinidad —de ellos uno sin nexo epidemiológico establecido aún—, mientras que siete corresponden a la capital provincial: dos del policlínico Sur e igual número del Centro y del Norte y uno de Los Olivos. Del resto de los enfermos, cinco pertenecen a Jatibonico y uno a Yaguajay.
Ayer ninguno de los cuatro eventos de transmisión abiertos en la provincia generó nuevos contagios, lo cual si por un lado implica que tales sucesos pueden ir tendiendo a un control en el cerco del SARS-CoV-2; por el otro evidencian que la dispersión más preocupante la seguimos teniendo en la comunidad.
Y lo peor de las estadísticas ha sido el reporte en estado crítico inestable de un neonato de 20 días de nacido, según informó el doctor Francisco Durán García, director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública (Minsap), en su habitual conferencia de prensa.
“Ha presentado complicaciones en su evolución”, dijo el galeno.
Aunque no se compara con lo computado tiempo atrás, la provincia ha vuelto a incrementar los enfermos en edad pediátrica, tanto que en la última quincena los pacientes en este rango etario rondan los 70 y de ellos alrededor de una decena son menores de un año de edad.
Y los contagios en estos niños pesan únicamente en la responsabilidad familiar.
De acuerdo con el parte oficial del Minsap dos espirituanos, residentes ambos en la capital provincial, se hallan reportados de grave: uno de 76 años de edad y otro de 93 años de edad.
La complejidad epidemiológica de la provincia no cesa y los pronósticos, como han vaticinado los expertos, continúan tendiendo al ascenso.