Tan alta y firme como la Sierra Maestra es hoy la vergüenza, la dignidad y el valor del pueblo de Cuba en esta monstruosa concentración frente a este Palacio hoy revolucionario del pueblo de Cuba.
Tan alto como el pico invencible del Turquino, es hoy y será siempre el apoyo de este pueblo cubano a la Revolución que se hizo para este pueblo cubano.
Se demuestra esta tarde que no importan las traiciones arteras y cobardes que puedan hacer a este pueblo y a esta Revolución. Que no importa que vengan aviones mercenarios tripulados por criminales de guerra y amparados por intereses poderosos del gobierno norteamericano, porque aquí hay un pueblo que no se deja confundir por los traidores, hay un pueblo que no le teme a la aviación mercenaria, como no temieron las tropas rebeldes cuando avanzaban a la ofensiva a los aviones de la dictadura.
Porque este acto monstruoso confirma la fe inquebrantable del pueblo cubano en este gobierno. Porque sabemos que este pueblo cubano no se dejará confundir por las campañas hechas por los enemigos de la Revolución. Porque el pueblo de Cuba sabe que por cada traidor que surja, se harán nuevas leyes revolucionarias en favor del pueblo.
Porque el pueblo cubano sabe que por cada traidor que surja, habrá mil soldados rebeldes que estén dispuestos a morir defendiendo la libertad y la soberanía que conquistó este pueblo. Porque vemos los cartelones y oímos las voces de este pueblo valiente que dice: «¡Adelante Fidel, Cuba está contigo!».
Y hoy, el Ejército Rebelde, los hombres que salieron de las montañas, los hombres que no se venden a intereses, que no se atemorizan, le dicen: «¡Adelante Fidel, el Ejército Rebelde… ¡Adelante Fidel, que el Ejército Rebelde está contigo!». Esta manifestación de pueblo, estos campesinos, estos obreros, estos estudiantes que hoy vienen a este Palacio, nos dan las energías, nos dan las energías suficientes para seguir con la Revolución, para seguir con la Reforma Agraria, que no se detendrá ante nadie ni ante nada. Porque hoy se demuestra que lo mismo que supieron morir veinte mil cubanos por lograr esta libertad y esta soberanía, hay un pueblo entero dispuesto a morir si es necesario por no vivir de rodillas.
Porque para detener esta Revolución cubanísima, tiene que morir un pueblo entero y si eso llegara a pasar, serían una realidad los versos de Bonifacio Byrne:
Si deshecha en menudos pedazos
llega a ser mi bandera algún día,
nuestros muertos, alzando los brazos,
la sabrán defender todavía…
Que no importan los traidores, que no importan todos los enemigos de la Revolución, que no importan los intereses que traten de confundir a un pueblo que no se va a dejar confundir. Porque este pueblo cubano sabe que esta Revolución se ha hecho, que por esta Revolución murieron veinte mil cubanos para terminar con los abusos, para terminar con las canalladas, para terminar con el hambre, para terminar con toda la agonía que vivió la República de Cuba por más de 50 años.
Y que no piensen los enemigos de la Revolución que nos vamos a detener; que no piensen los enemigos de la Revolución que este pueblo se va a detener; que no piensen los que envían los aviones, que no piensen aquellos que tripulan los aviones que vamos a postrarnos de rodillas y que vamos a inclinar nuestra frente. De rodillas, de rodillas nos pondremos una vez y una vez inclinaremos nuestra frente y será el día que lleguemos a la tierra cubana que guarda veinte mil cubanos, para decirles: «¡Hermanos, la Revolución está hecha, vuestra sangre no corrió en balde!».