Arde y arde La Liga. Jornada tras jornada, partido tras partido, el humo sale de cada estadio porque la tabla ve a un líder ahora y otro a los cinco minutos, como si los hinchas no tuvieran el corazón lo suficientemente apretado. Es lo hermoso del fútbol, sí, más la tensión de este final puede resultar nociva, sobre todo para los dos equipos grandes de Madrid.