No hubo margen a las sorpresas, el Real Madrid, tocado por su estirpe ganadora, se coronó campeón de la Supercopa de España, tras vencer por 2-0 al Athletic de Bilbao, en Arabia Saudita.
El conjunto blanco ganó su decimosegundo trofeo de este tipo y el primero de la actual temporada, donde aspira a llevarse, además, la Liga, la Copa y la Liga de Campeones de Europa, realidad que nunca ha podido conseguir en su abultado palmarés de títulos.
En esta ocasión el once «merengue» se apoyó en la calidad de su mediocampo, liderado por Toni Kroos y Luka Modric, para generar el fútbol necesario que les permitió controlar el balón y llevar suficiente peligro al arco que defendió Unai Simón.
Este Real Madrid no se encuentra plagado de estrellas como escuadras del pasado, pero muestra mucho orden y equilibrio entre sus tres líneas de juego, lo que hace más difícil que sean superados por el rival. Además, contar con un técnico como Carlo Ancelotti, que maneja con acierto el buen momento que vive cada futbolista, le da una garantía de sacar el extra necesario que conduzca al plantel hacia la victoria.
El Athletic no se arrinconó y fue una y otra vez por el triunfo, incluso cuando estuvo debajo por dos goles. Aplaudible su sacrificio, pese a obtener poco crédito. Pero la pegada que tiene este Madrid con el gol la tienen pocos conjuntos en Europa, sin que hablemos de un once que sea una máquina de goleo.
Modric (38´) y Benzema (52´) sellaron el partido con sus tantos. Gracias a esa ventaja no se dejaron sorprender y apostaron por el contragolpe para el 3-0 que nunca llegó durante más de media hora de partido; mientras el Athletic metió en cancha todas sus fichas ofensivas y, como verdaderos leones, pelearon hasta el final, sin importar lo que reflejaba la pizarra. La vitrina del Real Madrid abre un espacio más para colocar una Copa que puede marcar el inicio de una histórica temporada.