En relación con los nuevos actores económicos y con el trabajo por cuenta propia, también sobresalen, este año, la creación de diversas plataformas digitales.
Foto: Tomada de redes sociales.
Quien mire las estadísticas del 2021 y note que Cuba vivió casi ocho meses de estricta cuarentena por la covid-19, pudiera pensar que la dinámica nacional estuvo pausada o al menos poco movida. Nada parecido.
Probablemente haya sido el 2021, uno de los años más activos en redes sociales en Cuba, cuando sectores de la ciudadanía protagonizaron diferentes eventos trascendentales como los sucesos del 11J o un #MeToo cubano; cuando la institucionalidad tuvo que readaptarse a los nuevos escenarios y explorar/perfeccionar aún más con el comercio electrónico y rendiciones de cuenta vía online; cuando el emprendimiento se volcó a las micro pequeñas y medianas empresas (mpymes) de índole digital o apostaron por el auge de las criptomonedas.
Un año intenso en todos los sentidos, con campañas sociales, iniciativas resilientes, y también, no se puede negar, mucho discurso de odio, entendido este último como la expresión pública consciente e intencional de contenidos de hostilidad, rechazo e intolerancia hacia individuos, grupos o colectivos por motivos de género, identidad, orientación sexual e inclusive político, entre otros, que actualmente centran su canal de difusión en medios online, comunidades digitales, y redes sociales.
IPS Cuba, en un intento para nada concluyente, propone algunos de los hitos más importantes del periodo:
Block out digitales: Como mismo no se podrá realizar un resumen del 2021 sin mencionar los sucesos del 11 de julio, no se puede sintetizar el acontecer digital en el país caribeño, sin reconocer el block out o apagón sufrido en la isla durante cinco días, a propósito de los hechos. Desde el propio día 11, la internet en Cuba a partir de datos móviles cesó sin previo anuncio oficial. Durante casi una semana, la ciudadanía solo tuvo acceso mediante cuentas de Nauta Hogar (conexión doméstica), donde tampoco podía entrar a redes sociales y determinados sitios online. Apenas funcionaba para correos electrónicos, algunos servicios de buscadores y con muy buena suerte, merodear por Facebook. Se estima que alrededor de cuatro millones de usuarios se quedaron sin conexión, lo que provocó una avalancha en el empleo de VPNs (red privada virtual) para mantenerse informados sobre la compleja situación política y social del país insular caribeño. Según reportes de algunos sitios como Bloomberg, dos millones de personas en Cuba emplearon esta alternativa durante los días posteriores al 11 de julio. Aunque no se ha repetido la dimensión de este block out, sí han existido pequeños apagones geográficamente localizados hasta la fecha: algunos supuestamente asociados a censuras por cuestiones políticas y otros a mantenimientos infraestructurales de la estatal Empresa de Comunicaciones de Cuba (Etecsa).
Decretos y nuevas resoluciones: la polémica no acaba. Un mes después se aplicó el Decreto Ley 35 y sus normas jurídicas acompañantes. La polémica asociada mereció hasta su propio hashtag #NoalDecretoLey35. Miles han sido los comentarios en contra y a favor del mencionado cuerpo jurídico, sobre todo respecto a artículos que prohíben determinadas publicaciones en redes sociales, cuya implementación puede resultar ambigua y en detrimento de la libertad de expresión en el país caribeño. La polémica se concentró en estos artículos que parecen regular, por un lado, incitaciones a la violencia y discursos de odio en redes sociales, pero también reprobar opiniones críticas. Entre los postulados más comentados figuran aquellos relacionados con el “eco mediático de noticias falsas” y “difusión dañina”. El primero aborda la divulgación de noticias falsas, mensajes ofensivos y difamación con impacto en el prestigio del país; mientras el segundo pena “la difusión de contenidos que atentan contra los preceptos constitucionales, sociales y económicos del Estado, inciten a movilizaciones u otros actos que alteren el orden público”. Tales definiciones resultan ambiguas y se prestan para diferentes interpretaciones y aplicación, comentaron voces desde plataformas digitales o redes como Facebook. La discrepancia, por otro lado, colocó en un segundo plano que, por primera vez en Cuba, se legisla sobre crecientes y preocupantes delitos informáticos contra la ciudadanía y sucesos relacionados con las violencias de género como el ciberacoso, el grooming y el phishing.
Teletrabajo ¿factible sin restricciones por covid-19? Con la mayoría de las escuelas cerradas desde enero del 2021 y las restricciones de casi ocho meses de cuarentena estricta a nivel nacional, la modalidad del teletrabajo resultó dinámica frecuente. Tal vez por ello, desde agosto de este año entró en vigor la Resolución 71 del 2021 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social que regula, “por sus ventajas sociales y económicas y para potenciar su utilización, el trabajo a distancia y el teletrabajo, como formas de organización del trabajo que permiten realizar las actividades laborales, fuera del ámbito físico de la entidad”. Con este cuerpo jurídico se sentó una base para la asunción de estas modalidades de trabajo, a la cual pueden acudir todas las personas con un contrato por tiempo indeterminado o determinado. Sin embargo, la reducción de las medidas de restricción a partir de octubre, pone en duda la puesta en práctica del cuerpo jurídico, en toda su dimensión. Si bien las leyes y los contextos han cambiado, la infraestructura tecnológica todavía es limitada y las mentalidades empleadoras apuestan a una visión tradicional del trabajo con mayor importancia en la presencialidad.
Comercio electrónico, en crecimiento y por mejorar. Lo que comenzó el año pasado con apenas algunos sitios para la compra-venta online de productos de primera necesidad, en este 2021 ha ido consolidando algunas de sus áreas. El hecho atraviesa tanto las plataformas creadas y establecidas en el país para el envío de remesas a sus familiares, así como el incremento del pago online de determinados servicios. A la posibilidad de sufragar de manera digital los gastos de electricidad, agua, telefonía, entre otros, se suma la opción del pago de la canasta normada (productos de primera necesidad racionados). A ello se adiciona el crecimiento exponencial de tiendas y ofertas de pagos de servicios de manera online, ya sea en la compra en sitios digitales establecidos en Cuba como Tu Envío, MallHabana, SuperMarket, Katapulk, Marinas Marlin, entre otros (algunos en CUP y otros en MLC o USD mediante tarjeta extranjera), hasta la habilitación de la compra-venta vía Zelle o pago desde/en el extranjero, una alternativa empleada con mayor frecuencia por la ciudadanía o emprendimientos privados.
Mipymes en el entorno digital: En relación con el ámbito económico, destaca la apertura a la constitución de mipymes en Cuba desde finales de septiembre de este año. La opción es ampliamente aprovechada por los nuevos actores económicos, incluidos los emprendimientos de corte digital que representan alrededor del 10 por ciento de las iniciativas de este tipo aprobadas en los últimos meses. En este sentido, ha sido interesante la no desdeñable cifra de más de 65 nuevos actores económicos que están vinculados a los servicios informáticos o de impresión. En estas propuestas, la mayoría de corte privado, predominan las actividades de exportación de servicios y productos de programación informática; el mantenimiento y reparación de ordenadores, equipos periféricos y teléfonos celulares; la creación, soporte y gestión de plataformas de comercio electrónico y sitios web y los servicios de impresión. En relación con los nuevos actores económicos y con el trabajo por cuenta propia, también sobresalen la creación de plataformas digitales como Sinapsis 1.0, un directorio para el emprendimiento cubano; marcas, proyectos e influencers de la nación caribeña. En el periodo, surgió también El TCP: La guía del cuentapropista en Cuba, un espacio multiuso donde se brinda información diversa.
El año de las Criptomonedas. Con un mayor acceso a internet, la ciudadanía cubana comenzó a participar activamente en el mercado de las monedas digitales. Aunque la compra de criptoactivos no puede realizarse directamente desde la isla, su uso y vías de adquisición se impulsó en estos meses desde diferentes plataformas virtuales. Incluso, ya se publicó la primera normativa que regula algunos de sus usos en la nación caribeña. Emitida en la Gaceta Oficial No.73 Extraordinaria, del 26 de agosto de 2021, la resolución 215 del Banco Central de Cuba estableció el uso de lo que denomina activos virtuales en transacciones comerciales. También autorizó “el otorgamiento de licencia a proveedores de servicios de activos virtuales para operaciones relacionadas con la actividad financiera, cambiaria y de cobranzas o de pagos, en y desde el territorio nacional”. En este sentido, han crecido las plataformas gestionadas por personas cubanas, que como esquema de negocio aprovechan las ventajas de las criptomonedas. Entre las facilidades que presentan este tipo de activo es que son una vía para la entrada de remesas evitando las sanciones financieras del gobierno estadounidense.
Telegram y su auge en Cuba. El 2021 supuso varios retos para la ciudadanía, entre ellos, abrazar con mayor fuerza nuevas redes sociales que mostraron sus beneficios ante los block out, caídas de redes como Whatsapp o Facebook, y o con la opción de contar con múltiples funcionalidades. De ahí el auge creciente de Telegram en los últimos meses. Ejemplo de ello fue el surgimiento de nuevas iniciativas como el canal de Actores económicos del Ministerio de Economía y Planificación o el propio espacio del Centro Nacional de Pronósticos del Instituto de Meteorología. Telegram también sirvió de plataforma para la creación de entornos de apoyo socioemocional y educativo o con consejos sobre salud integral o crianza respetuosa para familias, docentes, niños, niñas y adolescentes ante la situación epidemiológica que vivió Cuba durante el 2021.
Plataformas resilientes e inclusivas: Al crecimiento de la comunidad de Telegram por su enfoque utilitario e inclusivo, se suman otras iniciativas articuladas en el periodo como QBillete, una aplicación bancaria para el reconocimiento de billetes y tarjetas de uso en Cuba, que podría hacer más accesible la interacción o canje monetario de las personas con algún tipo de ceguera, baja visión y hasta sordoceguera. Aunque ya en uso, la app todavía se encuentra en fases de pruebas y mejoras constantes, para una mayor optimización, con un despliegue que promete, no solo por las prestaciones que tiene si no por el constante testeo llevado a cabo con la comunidad meta. A esta propuesta con mirada inclusiva se agregan los primeros pasos de la Plataforma Cuba Resiliente, una contribución de la oenegé Oxfam que brinda recursos de aprendizaje a organizaciones, instituciones, colectivos y personas interesadas en aportar a la equidad y el desarrollo resiliente. Actualmente en desarrollo, este repositorio digital brindará acceso a alrededor de 80 publicaciones elaboradas por Oxfam en Cuba, en articulación con sus copartes, así como a un directorio de más de 120 actores y personas referentes para trabajar los temas afines al desarrollo a partir de la resiliencia.
Ciudadanía en redes: de la resiliencia al ciberodio. Si algo no debe faltar en este recuento es el activismo ciudadano presente en este 2021 en redes, tanto que marcó agenda pública, incidió en la agenda política, e incluso influyó en medidas económicas como en el proceso de unificación monetaria denominado oficialmente Tarea Ordenamiento. Tal fue el caso de cuando a inicios de año se avivaron debates en redes por algunas medidas y precios impuestos como parte de dicho proceso. Gracias al debate generado algunas de las medidas económicas sufrieron modificaciones, como el precio de la tarifa eléctrica y el gas licuado, y de algunos servicios gastronómicos y culturales. Las redes se convirtieron también en diferentes mecanismos de resiliencia ciudadana ante la escasez y la crisis económica, como la habilitación de espacios de apoyo a madres y familias o sitios de cambio-cambio para el trueque de medicinas, alimentos y otros insumos de primera necesidad. Se vivenció un incremento sustancial del empleo de las redes sociales para la interacción empresa/negocio/institución-usuario/cliente que ha dinamitado las pasivas interacciones que otrora existían en el país entre el servicio y las personas consumidoras. Comentarios, post, carteles, reviews, de todo han hecho las personas usuarias cuando han querido destacar o criticar un producto o servicio que hayan recibido. Pero no ha sido todo favorable en el periodo, que también vivió, o más bien sufrió, un creciente discurso de odio, manifestado de diferentes maneras. La publicación de conversaciones telefónicas de índole personal, difusión sin consentimiento de chats y mensajes de intercambios privados, burlas mediante memes u otros recursos, viralización de videos grabados en espacios o momentos personales y/o familiares, incitación a respuestas violentas ante la invasión de la privacidad y la interpelación pública y tono agresivo de posturas políticas, fueron algunas de las evidencias de ciberodio en Cuba. Ya en febrero IPS Cuba advertía sobre el uso frecuente de publicaciones con mensajes de carácter homofóbico, misógino y racista como parte de discrepancias políticas y socioculturales que hoy vive el país caribeño. Activistas sociales alertan que desde hace más de un año, en las plataformas digitales se incrementan los comentarios y prácticas ofensivas y discriminatorias que incitan al enfrentamiento entre personas o grupos que poseen diversidad de criterios en cuanto al escenario político y social que vive la nación insular.
MeToo en Cuba. El cierre de año ha sido alentador en cuanto a la unión en movimientos, activismos y ciudadanía, aun cuando el motivo original sea perturbador y violento. El año cierra con una de las muestras de #MeToo en Cuba más fehacientes de los últimos años, desde que el pasado 8 de diciembre, el medio independiente El Estornudo publicara Cinco denuncias de abusos sexuales contra Fernando Bécquer, que ha generado cientos de publicaciones, declaraciones institucionales y varios materiales de prensa. A las cinco mujeres que acusaron de episodios de acoso y depredación sexual al cantautor cubano, se han sumado otras más en un número sin determinar aún, lo cual ha generado un amplio y todavía no concluido debate en redes. Sin un pronunciamiento oficial del músico hasta el momento, varios artistas, especialistas, académicos y creadores han repudiado los mencionados actos de abuso y apoyado a las víctimas bajo la etiqueta #Yosilescreo que hasta el momento reúne más de 1.900 publicaciones en estas dos semanas. Como ha sucedido alrededor de casos similares en otros países, numerosas mujeres apoyaron a las denunciantes con la etiqueta #MeToo y narraron sus historias personales de abusos sexuales sufridos. Incluso varios hombres se sumaron y contaron hechos de este tipo padecidos por familiares y amigas. (2021)