—¿Viste la Mesa Redonda?.
—Eso creí yo. Luego llega el noticiero y el periodista habla de que en la conversación con Arleen Rodríguez Derivet fue objeto de análisis «la baja productividad agropecuaria». Al otro día copio la versión taquigráfica de la Presidencia de la República y compruebo que tengo la razón: los prefijos «agro» o «agri» solo se mencionan cuando Canel aborda la existencia de un sector no estatal en la economía cubana y habla de las cooperativas. La palabra «productividad» la usa en única ocasión para decir que hay reservas de esta.
—¿Encontraron un pozo?
—Hace sesenta años se excava, pero nada.
—Debe ser entonces que hasta los taquígrafos han emigrado, están cortos de personal.
—Evidente que televisaron dos versiones distintas de la entrevista, no se entiende esa insistencia del noticiero en machacar con lo de la productividad agropecuaria.
—Peor es pretender brindar una imagen desprejuiciada del presidente. Será muy bueno, como dice Canel, su equipo de prensa, pero no ponen una. Si vas a cometer la inconcebible chealdad de hacernos creer que el tipo entra en el momento inicial por la puerta del fondo, lo menos que puedes poner en su boca para hacerlo creíble es la frase: «Coño, Arleen, ni mear puede uno».
—¿Credibilidad dices? ¿Alguien puede tragarse que fue la periodista la que solicitó la interviú? ¿Desde cuándo a nuestros corresponsales les está permitida tamaña osadía?
—Uno pudiera señalarle a Arleen que no había que abundar durante casi diez minutos en la apretada agenda del primer secretario, «diseñada por él mismo», imagino que después del despacho con Raúl; en que hay días más largos y días más cortos; en lo tarde que lo ha cogido sin regresar a casa para compartir con la esposa, los hijos, los nietos y la abuela; en las ojeras del pobrecito; en s