En medio de la nueva ola de contagios de COVID-19 en todo el país debido a la rápida propagación de la variante Ómicron, que aunque es mucho menos agresiva en sus efectos es mucho más contagiosa que la variante Delta, la gente se cuestiona cómo diferenciar los síntomas del COVID-19 de los de un resfriado común.
Esto es importante, porque permite saber qué tipo de acciones tomar, debido a que los tratamientos con anticuerpos monoclonales y la nueva píldora antiviral de Pfizer contra el COVID-19, deben administrarse durante los primeros días en los que se presentan los síntomas, porque de lo contrario no resultan eficaces.
Algunos de los síntomas son muy parecidos para el COVID-19 y para los resfriados, como es el caso de la fiebre y los dolores en el cuerpo.
Si la persona empieza a sentirse “el cuerpo cortado”, estornudos, secreciones nasales y fiebre, lo más probable es que esté sufriendo un catarro o resfriado común.
Pero si presenta dolor de garganta, fiebre, y dolores musculares que le debilitan en extremo, lo más probable es que esta sufriendo los efectos de una infección viral por COVID-19.
En el caso de una gripe común, al cabo de tres días, debe sentir que los síntomas se empiezan a aliviar y que su cuerpo empieza a tener la sensación de alivio, de que está mejorando.
En los casos sintomáticos de COVID-19, es probable que tras los primeros síntomas aparezcan la tos, y la falta de aire, que ya es un reflejo de que el virus está atacando a su cuerpo y su sistema inmunológico está batallando duro contra él.
En estos casos, debe buscar ayuda de un médico que analice sus síntomas y le indique qué tipo de medicamentos tomar.
Pasado el cuarto o quinto día, pueden aparecer otros síntomas, como la pérdida del olfato y principalmente del gusto.
Otro síntoma del COVID-19 que puede persistir, incluso cuando ya han pasado 10 días y ha tenido una prueba negativa, es la sensación de que está muy cansado.
En resumen, lo importante es detectar a tiempo los síntomas, hacerse una prueba para saber si es positivo y poder, durante los primeros días de los síntomas, ponerse un tratamiento adecuado que evite que la enfermedad se agrave y tenga que ser hospitalizado.